lunes, 4 de agosto de 2008

La fotografía como referente o como voluntad

Sergio Larraín Valparaíso, Chile, 1963

La fotografía es el “referente”, todo su carácter está , quiérase o no, determinado por su referente. Esto ya lo había notado Roland Barthes y Susan Sontag en sus esplendorosos libros que hablan de la fotografía.

Por más que nos esforcemos en construir, en crear, en componer e iluminar una fotografía a última hora se instala el referente , “lo fotografiado” y se adjudica el espíritu de la foto.

Es por que la fotografía a diferencia de las otras artes es inseparable de su referente, es en último caso el referente mismo, que no puede ni a base de magia separarse de “lo fotografiado”, por que ES lo fotografiado.

Cuando observamos una foto y concluimos sobrecogidos que es bella, es por que lo fotografiado nos es entrañable, repulsivo o impactante. El referente se ha devorado “la Fotografía”, por que en suma “no hay fotografía pura” más que un puro referente a lo sumo estetizado.

Si el arte post Kandinsky superó el ahogo del referente en pintura, es porque intrínsecamente el referente de la pintura “no era la pintura” (aunque esta engañara al ojo)

No hubo más que teorizar ya el avance de los impresionistas, el Arte es como el cristal de una ventana que deja ver el paisaje , por siglos , las gentes no supieron ver mas que el paisaje , ya sea el físico , el psicológico o el divino , pero nunca dejó de fijar su mirada nada más que en el “paisaje”. El Arte como cristal puro sólo era el medio translúcido para un espectáculo, para un "allá".

¿Qué pasó cuando alguien como por arte de magia dejó en evidencia ese cristal? Hizo explícito el medio, “ensució” el cristal, hizo explícito el Arte, sólo por el hecho de que la gente despertara del éxtasis por el “paisaje”. Pero si el cristal siempre estuvo ahí, es más, es por el y nada más que por el, que el paisaje se ha manifestado.

La fotografía como Arte le es prohibido por naturaleza no ser más ni menos que el referente , que la representación , su celda química no le deja otra opción de ser intrínsecamente lo que captura. Por ende debe tomar ese axioma no para inmolarse sino para “identificarse”. La orfandad del referente habla en seco en lo mirado, la clave de su sistema es que “alguien miró esto”, el "alguien" y el "esto" modulan un espacio, un diálogo y una comunicación. El tiempo y el espacio, como nunca, yacen químicamente equilibrados. Re-crear el mundo, darle tiempo, quizás el referente que tanto acusa independencia sólo sea una decisión, una intención y una voluntad.


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