Foto: Coctelmarx
Leí en un estudio sobre las redes
sociales que la diferencia entre la foto de perfil que subes y la imagen real
de una persona es promedio, un 40% (me sorprendí creí que era más). Si muchos
han intentado sin éxito definir que chucha es la literatura, bien les digo,
nunca estuvo tan fácil y a la mano su definición como hoy: la literatura es ese
40%.
Voy al lanzamiento de Bertoni (no
voy a lanzamientos de libros pero Bertoni es a nosotros, escritores posmodernos
de la minucia metafísica, lo que William Carlos Williams fue para los beatniks)
Curiosamente no veo a Bertoni , no escucho a Bertoni , a Gumucio trato de
entenderlo, pero cuesta, mis respetos a ambos igual, pero en el fondo no puedo
ver otra cosa que a Camila Gutiérrez y su belleza espantosa. Su inteligencia
juvenil y literaria es también potente, pero se ve opacada por la luminosidad
de su presencia.
Cuando termina la presentación me
acerco con E y le digo: necesito retratarte, hay mucha gente, soy tímido y no
estoy borracho , pero no aguanté, esto es serio . Ella acepta posar, Rafael
Gumucio ríe a su lado sin decir ninguna ironía, cosa ya valorable.
Sigue la tarde , el 40% actuando.
Una cerveza con una hermosa mujer que no conozco pero a su vez conozco.
Inteligente y de carácter, con una vanidad que no incomoda. Amo las vanidades
bien llevadas. No pude adivinarla (como diría Stendhal) y eso habla bien de
ella.
De vuelta a casa, en el metro,
escucho a Coltrane y observo (con mayor atención gracias al ambiente que crea
John en mis audífonos ) un beso que se da una pareja de jóvenes, no paran,
literalmente no paran de besarse desde estación Bellas Artes hasta Cumming,
donde se bajan coincidentemente conmigo. Un beso realmente profesional. No
envidio al joven, es más interiormente le aliento diciéndole : “Ama amigo mío,
ama con toda el alma que pueden venir muchas guerras después pero tú ya estarás
a salvo con ese beso perfecto.”
A la salida del metro ya en la
calle una pareja de punks, él en bicicleta, ella apoyada en el poste de la luz.
Escucho al pasar que él le dice: “Cuando tomo lo hago para exterminarme”, de
inmediato y en una fracción de segundo la miro a ella, se la va cayendo una
lagrimita por su mejilla derecha, miro hacia atrás y no hay nadie a cien
metros, solo yo. ¿Estaba destinando a oír y ver esa escena perfecta? ¿Qué es un
escritor? Un escritor es el que sabe ver esos pequeños regalos dramáticos de la
vida…. Y se da la molestia de registrarlos, así de simple.
+
Finalmente llego a la casa , paso
al negocio de la esquina , todo este relato armado ya en la mente como un
sudoku infinito y perfecto , donde cada palabra ya está ordenada cerebralmente
y suena como el saxo de Coltrane , solo basta darle un empujoncito de aire.
En el negocio, mientras disfruto
de mi construcción imaginaria, de mi 40%, observo a una pareja de jóvenes
casados, rostros de que ya no se aman, hastiados debaten sobre que yogurth
comprarle a su hijito o que paté elegir para la comida de la noche. Ella tiene
una cara terrible, no debería estar debatiendo sobre el paté y si enamorándose,
oliendo la belleza del mundo. Me deprimo al mirar ambas expresiones, pienso en
el paté, no dejo de ver el paté que eligieron en la vitrina. Vuelvo y me
encierro con Coltrane en mi casa y escribo esto, sin sintaxis a la rápida , a
la mierda las comas y las pausas , las figuras literarias y el orden, todo sale
rápido como un gran jazz lleno de heroína , pum pim pam paaaaaf!!!!. ¡El blue
train , el tren triste de Coltrane arrasa!, la vida es maravillosa, para los
que ganan y para los que pierden porque todo fluye , el que esta arriba luego
esta abajo, discutamos sobre el paté o fotografiemos a mujeres hermosas, así
hasta el fin de los tiempos. Nadie debe compadecer al triste ni agasajar al
bello, solo se debe observar la tremenda belleza de la rueda de la vida y
suspirar con su 40% de farsa, suficientemente bien hecha para intentar dormir
en este mundo absurdo otra noche en paz….Hinchados de literatura, hinchados de
musica santa...
“Las películas del mañana no
serán realizadas por funcionarios de la cámara, sino por artistas para quienes
el rodaje constituye una aventura formidable y exaltante. Se parecerán a quien
las haya rodado y el número de espectadores será proporcional al número de
amigos que posea el cineasta. Las películas del mañana serán actos de
amor...."
(François Truffaut)
Nuevamente veo al mismo maestro
cepillando el vidrio de la puerta del McDonald's de calle República, lo han
rayado (¡otra vez!) con una inmensa “A” anarquista. El maestro pule el vidrio
con total calma y hasta parece disfrutarlo. Es una escena hermosa que ni
siquiera quiero fotografiar sino solo disfrutar. Todo funciona como un sistema
bien adecuado, la rebeldía y el orden, el daño y la reparación, todo como una
gran red de solidaridades que no se conocen pero funcionan, el joven anarquista
que rayó la puerta no conoce al maestro y este tampoco conoce al dueño del
local, pero todos trabajan en las causas y los efectos de la simplicidad de un
hecho, y eso creo, es la sociedad: alguien destruye algo y luego viene otro y
lo repara, se generan rutinas de salud social. La ideología detrás de esa
destrucción le es indiferente al perfecto funcionamiento de la sociedad. Si no
fuera por esa gran “A” rayada en el vidrio, quizás el maestro estaría
desocupado, durmiendo a la misma hora que el joven anarquista. Incluso una “A”
anarquista puede inyectar dinamismo a una pequeña economía individual. Fernando
Pessoa escribió “El banquero anarquista”, el maestro es el que borra las “A” de
la anarquía en los McDonald's, una especie de arquero anarquista, que tapa sus
símbolos con su veloz esmeril social y le pagan por ello. Todo sigue perfecto,
ordenado, en correcto funcionamiento. Las hamburguesas siguen cociéndose en paz
y esperando a esos millares de jóvenes republicanos, que llegan por las tardes
con mucha hambre y poco cuestionamiento tras la feliz jornada universitaria.
“Las mujeres, Dios mío, esos
raros compuestos. Me felicito de no conocerlas, de tenerlas siempre como
enigmas renovados. Hay brutos que las aman y las golpean y las saben de
memoria. Para mí son una charada, algo que incita a mi inteligencia y hace
bullir mi corazón...” (Julio Ramón Ribeyro. "La tentación del fracaso I.
Diario personal 1950-1960")
Recuerdo perfectamente el día
cuando ella me dijo que había leído “La mujer justa”, no le interesaba ser
erudita, ni tener algún poder sobre los libros, solo tomaba uno y simplemente
lo leía, mantenía al parecer (y ahora lo pienso con ternura) una relación
cordial con la literatura, que nunca era ansiosa y estaba alejada de toda
vanidad . Se acordaba del título pero no del autor. "Yo leí ese
libro" -me dijo una tarde señalándolo con el dedo cuando lo vimos en la
vitrina de una librería. La mire y me eche a reí. “La mujer justa” de Sandon
Marai , es un libro de casi quinientas páginas y nunca me di cuenta que lo
estaba leyendo, no lo noté porque quizás lo leía en los recreos de la universidad
o quizás lo hacía confundido con la lectura de sus libros académicos que
siempre traía consigo ¿En qué momento lo hizo? y lo más perturbador de todo :
¿porque no lo fue comentando conmigo?, ¿porqué no me demostró ninguna emoción
mientras iba avanzando en él?.. No pude olvidar mas ese libro, ella sí y
probablemente siguió con otro del cual tampoco me iba a enterar. Todo ese
terrible libro que ahora yo también comencé a leer y que a veces me tortura,
pasó por ella en total silencio hacia mí. Y no digo que ella debía informarme
de todas sus emociones , solo digo que un libro así, que conmueve hasta los
huesos , que se debe leer quizás por más de un mes , que es como una aventura
en un barco por el mundo , es muy difícil que quede en total ausencia de emociones
externas hacia el amado.
Quizás el libro la sometía, la
hacía pensar, planear cosas: quizás le daba mas valor para dejarme o un
sentimiento de soledad que le permitiese amarme resignada un tiempo más .
Quizás los sentimientos eran tan intensos que se los guardó de tal modo que
sólo pudo confesarlos cuando hubo terminado su empresa, apuntándolo
indolentemente a esa vitrina.
Ella ya no está en mi vida y no
cabe señalar mas detalles , pero me imagino que si me viera en la calle
acompañada con el hombre que hoy la ama, haría lo mismo que hizo con el libro,
me apuntaría y diría en total indiferencia “¡mira yo estuve con él!” y seguiría
caminando feliz de la mano con su nuevo amor.
¡Es aterrador cuántos secretos
puede guardar una mujer sin ni siquiera proponérselo! ¡Como se cocina un
corazón y hierve sin que el hombre que está a su lado note ni el menor calor!
Ahora muy tarde en la noche ya no
me hiere tanto esta historia, pongo a Juice Newton “Angel of the Morning” a un
volumen bajo, observo como siempre la portada del disco , mezcla de belleza y
melancolía absoluta y la recuerdo hasta con cariño. Sigo la lectura de Marai y
subrayo una frase temible de ese libro oculto con pequeño suspiro musical, como
si por fin este fuera (con las letras de los títulos bajando ) el término
definitivo de mi película con ella. Hasta me imagino a ella pensando esta frase
parada frente a la vitrina de la librería.
“¿Sabes?, un día comprendí que
nadie puede ayudarnos. El deseo de amar y ser amados permanece, pero no hay
nadie que pueda servir de ayuda. Cuando uno comprende esto, se hace fuerte y
solitario....” (Sándor Márai. “La mujer justa”)
“Los dioses no te añaden ni te
quitan nada. Solamente, con un toque ligero, te clavan allí donde has llegado.
Lo que antes era deseo, elección, se te descubre destino. Eso quiere decir
hacerse lobo...” (Cesare Pavese "Dialogos con Leucó". 1947)
Los químicos en la vida hacen
historia, por la noche leo sobre Anthony Edén, primer ministro británico al que
se le recetó Dexamyl (una anfetamina compuesta) , que él utilizaba para tratar
un dolor abdominal. Se ha sugerido que esto afectó a su juicio durante la
crisis de Suez. Esta fracasada intervención en Egipto en 1957 se ha señalado
siempre como uno de los símbolos y el inicio de la debilidad europea tras la II
Guerra Mundial. Encuentro fascinante la posibilidad que un medicamento influya
en una decisión política (y también amorosa)
Susan Sontag los tomaba para
poder escribir, ella escribe en su diario: "El Dexamyl, se llama, en
Inglaterra, «Corazones púrpura» (son púrpuras, no verdes [como en Estados
Unidos] - los chicos toman veinte a la vez, con Coca[-Cola]... Luego (a la hora
del almuerzo) se meten a una «cueva» ...”
El Dexamyl se interrumpió en la
década de 1970 en favor de los inhibidores de la MAO y los antidepresivos
tricíclicos. Los que toman las madres hoy en día.
Una joven en la micro al lado mio
sonríe al ver que le tomo una foto a la página de un libro. La miro de vuelta y
sonrío un poco avergonzado, ella aprieta los labios para no seguir sonriendo.
Es una sonrisa simpática que constata mi ridículo, pero sin rechazarlo
totalmente .Es como la sonrisa de la madre cuando su hijo pequeño hace un
dibujo y se lo explica.
"Busca el ridículo en todo y
lo encontrarás " dice Jules Renard.
La joven lleva una carpeta de la
universidad católica, quizás sea este su primer año. Es hermosa y está preparada.
Presiente que en los próximos años su cerebro se volverá más complejo, mientras
que el mío, lo dijo con su sonrisa, se irá infantilizando...Ojalá me haya
fijado en su memoria, cuando esta ya no se ría de tantas cosas. La página que
fotografiaba era de Peter Handke y es esta:
"¿Porqué estamos tan
agotados de este modo? ¿Porqué nosotros, en un principio tan apasionados,
nobles y violentos, tan llenos de confianza, nos quedamos tan completamente
destruidos a los treinta o treinta y cinco años?...¿Porque será que, una vez
caídos, no tratamos de volvernos a levantar, y habiendo perdido una cosa, no
buscamos otra? ¿Por qué será?... La vida no volverá dos veces a nosotros:
recoge lo que queda de la tuya y sálvalo..." ( Anton Chejov. "Una
historia anónima" 1896)
En el metro a mi lado, una mujer
joven guapísima, tez oliva, nariz fina y respingada, pestañas largas y
naturales, piernas tonificadas de abundante ejercicio sin caer en exceso
muscular. Poseía una estampa italiana, llevaba un vestido negro corto que sin
ser recargado y exagerado, era profundamente sensual. La mujer no comete
errores en cada uno de de los pequeños gestos que el poco espacio del metro le
permite. Me imagino una de esas mujeres existencialistas de las películas de
Antonioni, una de esas sensuales e inteligentes mujeres que se robaban
cualquier pantalla en el cine italiano o francés de los sesenta, solo con decir
un “No”
De pronto, con la despreocupación
y el garbo de una chica Bond, saca de su cartera su teléfono celular y comienza
cuidadosamente a cepillarle los dientes a un gatito que aparece en la pantalla,
no lo hace a la rápida ni en función de algún juego, lo hace con una delicadeza
y preocupación solemnes, uno por uno, girando el cepillo, mientras el gatito
pone una cara de placer inolvidable.
Quedo deslumbrado, no lo
encuentro ridículo en ningún caso, yo que tanto quiero ser semiólogo
simplemente esto no lo entiendo, tal como cuesta también entender el
comportamiento de Monica Vitti en la película “El desierto Rojo”.
Esta mujer que imaginé dueña por
completo de una película, de mi película personal, ha girado la historia. El
desenlace que yo lamentablemente no pude ver (ya que me tenía que bajar del
vagón) me apasiona, me obsesiona. Antes de bajarme noté que terminado el
cepillado, ubicó al gatito en una especie de bañera, y empezó a jabonarlo,
ustedes comprenderán que si la cara del gato con el cepillado era de placer,
ahora era delirante.
Antes de bajarme y notándome
maravillado, la joven mujer me lanza una mirada despreocupada, indiferente pero
penetrante. Aprieta los labios en señal de independencia, guarda el teléfono
celular en su cartera y vuelve a su postura de reina del cine. (Ignoro la
suerte que corrió el gato)
Me bajo perturbado, queriendo
escribir un guión, pero tomando nota que las mujeres ya no tendrán que actuar
como Catherine Deneuve en “Repulsión” acorraladas por las calles y los
pasillos, ni como Anna Karina en “Una mujer es una mujer”, la stripper que
quiere ser madre y coquetea con dos hombres a la vez, o como Haydée Politoff en
“La coleccionista” de Rohmer, que se sienta en una silla de playa a leer un
libro sobre el romanticismo alemán. Eso sería sólo repetir las historias que ya
están escritas. Ahora el nuevo cine debería registrar esto: Toma uno: Una mujer
guapa hasta el hartazgo, con una indolencia y apatía avasallante, saca con toda
calma de su cartera el teléfono celular (al principio creemos que es una
pistola) y comienza a cepillarle los dientes a un gatito virtual. El nuevo cine
debe ser así, tiene que ser así...
Primeras notas después del primer
vistazo a la aplicación Tinder.
-La soledad en el futuro
inmediato no avergonzará, sólo será una condición más como ser gay , o
conductor de taxi. Para reemplazar la palabra soledad que ya no será triste, se
podrá utilizar la palabra desamparo (esa diferenciación ya la había establecido
Hannah Arendt) . No se evitará la soledad sí el desamparo.
- No hay pobres aún en el
sistema, mucha clase media. Mujeres profesionales que se enfocaron mucho en su
carrera y poco en la vida (fenómeno que en Europa es aún mayor y eso explica el
éxito arrollador de estas aplicaciones en el viejo mundo). Mujeres separadas
pero aún con mucha esperanza en el amor. Los hombres no tienen ni necesitan
esperanza. Los hombres solo quieren follar, cosa que por lo demás no es
negativa ya que gracias a ese impulso el homo sapiens aún sigue en pie.
-Muchas descripciones de mujeres
advierten que no buscan sexo casual, pero las que pueden ponen fotos en
bikinis. Advierten en su descripción, que les carga la mentira, la odian con
todo su corazón, dando a entender que el número de hombres mentirosos que han
conocido es apoteósico. ¿Habrá un hombre sincero? Difícil determinar. La
enseñanzas de Maquiavelo en política , (sin necesidad de leerlo ya que parecieran
estar en el ADN) ,los hombres las han utilizado en el sexo .
-Muchas mujeres en su descripción
(para hacer un estudio serio se debería llevar una estadística, pero el número
es alto) dicen que le gusta la gastronomía, viajar y tener una buena conversación.
Se establece un patrón. Ninguna puso algo “cultural”, como leer por ejemplo,
celebré esta honestidad, porque sus inclinaciones son directamente epicúreas.
Gastronomía, conversación, vino, viajes. Otra cosa curiosa es que se repite e
ignoro la razón, que en la descripción muchas de ellas pongan la frase
Horaciana “Carpe diem” , aprovecha el día, es decir una mezcla entre pasarlo
bien, sin una promesa inmediata de sexo y sin compromisos. Pero en las fotos de
su perfil , no en la principal pero en la cuarta, ponen una abrazando a sus
hijos. Esto seguramente es para poner el toque apolíneo, de mesura a cualquier
encuentro. Es como un recordatorio, “no estamos en Ibiza, hay niños detrás”
- Mucha foto de Europa , en el
parlamento inglés, en Paris, en el Caribe , o por último en San Pedro de
Atacama. Esto normalmente asusta al hombre inseguro, con un sueldo inferior a
$500.000 que apenas le alcanza el dinero para ir a la piscina. Es decir 7 de
cada 10 chilenos.
-Adjunto una descripción de un
perfil que amablemente Estex me prestó (ya que él hizo una antología de ellas,
no se con que oscuros motivos, espero que literarios ) La escribe una señorita
llamada M:
“La vida es corta. Rompe algunas
reglas. Perdona rápido. Besa lentamente. Ama verdaderamente. Ríe
incontrolablemente. Y nunca te arrepientas de nada que te haya hecho sonreír.
La vida puede no ser la fiesta que esperamos, pero hay que seguir bailando…”
Mi impresión es que esta
aplicación en corto plazo y en el segmento de 30 a 40 años, sino reemplazará a
facebook por lo menos será un prioridad . Motivos, su gran fortaleza reside en
el ubicador de GPS, es decir anuncia el perfil más cercano (¡medido en
kilometros! ) de la señorita que te gustaría conocer y ella a ti por supuesto.
Esto podrá deducirse un poco superficial, pero a lo menos es una promesa de
concluir una relación virtual en una “real” en pocos minutos gracias al GPS
¿existe aun la palabra “real”?, Que se gusten en la cita eso depende de la
habilidad de mentir y del destino. Esa incertidumbre y misterio más que una
apuesta superficial, puede jugar a favor.
En suma, Tinder es un coqueteo
monitoreado por GPS y recuerden la definición de Milan Kundera sobre este:
"¿Qué es la coquetería? Podría decirse que es un comportamiento que
pretende poner en conocimiento de otra persona que un acercamiento sexual es
posible, de tal modo que esta posibilidad no aparezca nunca como posibilidad.
Dicho de otro modo: la coquetería es una promesa de coito sin garantía."
Esto es el futuro amigos míos y
el futuro está aquí.
De pronto cuando tengo un poco de
tiempo me veo haciendo planes, y más que los planes mismos que son siempre
surrealistas, me gusta esa imagen propia de la planificación. La de un hombre
de agenda, cuando llevo décadas sólo improvisando.
No iré a correr por la mañana por
que aún tengo ese dolor en la espalda , que aunque ya no es dolor y es más bien
molestia (como le llaman los jugadores de fútbol) pienso no arriesgarme y
seguir solo ejercicios en bicicleta para no generar impacto. Internamente
siento que esa molestia me acompañará de por vida. Internamente siento eso, es
una mala costumbre (lo de acompañarme de por vida) de cualquier cosa que me
pase, hasta de una mujer.
Entonces por la mañana deberé
hacer ciertos trámites aplazados por la falta de tiempo. Primero eso sí,
escribir un poco y leer el diario de Gonzalo Millán, donde habla sobre su
cáncer. Pienso en las fases del moribundo, todos hemos visto ese proceso alguna
vez en otro y todos lo padeceremos. “La fría indolencia del moribundo” dice
Proust , quizás ese momento es el único en que se piensa en serio , los sanos
no piensan bien , solo vanidad y deseos de inmortalidad, propios de personajes
de televisión. Al moribundo se le descubre “el velo maya” como diría un
budista, por eso los tibetanos fingen morir día a día. En vez de salir a
ejercitarse en bicicleta, ellos se ejercitan en la muerte.
Siempre he vivido cerca de la
muerte, aunque no tengo la disciplina ni el conocimiento para entrenarme en esa
clara luz para llegar al Dharmadhatu como le llaman los tibetanos (y que no
recomiendan ejercitarse sin un maestro que los guíe porque dicen que es
peligroso adentrarse en esos ejercicios sin conocimientos)
El budismo no es para mejorar la
vida de las señoras del barrio alto, el budismo es para pelearse con la
realidad, sin caer en la esquizofrenia. El problema con la modernidad es que la
fragmentación cósmica se ha hecho insostenible, el big bang del individuo hace
de cualquier intención de volver a lo Uno, como un folklore increíble, como
superstición milenaria. Por eso el moribundo al final se entrega, presiente lo
Uno, esa filosofía perenne de la que hablaba Aldous Huxley. Y confundimos esa
entrega con indolencia. Ni el paraíso lo podemos sentir como una unidad, sino
como los protestantes lo han enseñado, lo hacemos como un cúmulo de
personalidades, igual que en el mundo, pero perfectos. Por eso el
protestantismo, ese que dice: quieres salvarte “Tú”, tiene tanto éxito y es tan
compatible con los negocios, como demostró Max Weber. Deja intacto el tú, deja
intacto el deseo y el placer más simple, ese deseo individual de ser feliz, uno
a uno por separado, el más contrario a la enseñanza budista. El más compatible
con una compañía financiera exitosa.
No habrá salvación tal como se ha
predicado históricamente, una salvación personalizada, con huella digital,
habrá un gran fundimiento cósmico, donde el oro de nuestras vivencias,
emociones y recuerdos desaparecerán para siempre. Y eso hay que soportarlo, y
la enfermedad es uno de los pilares físicos de las leyes del universo, la
entropía (y una de "Las Cuatro Nobles Verdades" en el budismo) . Todo
vuelve de su estado más improbable a su estado más probable, disolución para la
unidad.
Un simple dolor de espalda puede
crear una pequeña teoría matutina. Con el cuerpo se escribe y este dura poco.
Pase lo que pase siempre lloro
cuando veo Rocky...
.
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