viernes, 16 de enero de 2015

Diario




Foto: Coctelmarx




Leí en un estudio sobre las redes sociales que la diferencia entre la foto de perfil que subes y la imagen real de una persona es promedio, un 40% (me sorprendí creí que era más). Si muchos han intentado sin éxito definir que chucha es la literatura, bien les digo, nunca estuvo tan fácil y a la mano su definición como hoy: la literatura es ese 40%.
Voy al lanzamiento de Bertoni (no voy a lanzamientos de libros pero Bertoni es a nosotros, escritores posmodernos de la minucia metafísica, lo que William Carlos Williams fue para los beatniks) Curiosamente no veo a Bertoni , no escucho a Bertoni , a Gumucio trato de entenderlo, pero cuesta, mis respetos a ambos igual, pero en el fondo no puedo ver otra cosa que a Camila Gutiérrez y su belleza espantosa. Su inteligencia juvenil y literaria es también potente, pero se ve opacada por la luminosidad de su presencia.
Cuando termina la presentación me acerco con E y le digo: necesito retratarte, hay mucha gente, soy tímido y no estoy borracho , pero no aguanté, esto es serio . Ella acepta posar, Rafael Gumucio ríe a su lado sin decir ninguna ironía, cosa ya valorable.
Sigue la tarde , el 40% actuando. Una cerveza con una hermosa mujer que no conozco pero a su vez conozco. Inteligente y de carácter, con una vanidad que no incomoda. Amo las vanidades bien llevadas. No pude adivinarla (como diría Stendhal) y eso habla bien de ella.
De vuelta a casa, en el metro, escucho a Coltrane y observo (con mayor atención gracias al ambiente que crea John en mis audífonos ) un beso que se da una pareja de jóvenes, no paran, literalmente no paran de besarse desde estación Bellas Artes hasta Cumming, donde se bajan coincidentemente conmigo. Un beso realmente profesional. No envidio al joven, es más interiormente le aliento diciéndole : “Ama amigo mío, ama con toda el alma que pueden venir muchas guerras después pero tú ya estarás a salvo con ese beso perfecto.”
A la salida del metro ya en la calle una pareja de punks, él en bicicleta, ella apoyada en el poste de la luz. Escucho al pasar que él le dice: “Cuando tomo lo hago para exterminarme”, de inmediato y en una fracción de segundo la miro a ella, se la va cayendo una lagrimita por su mejilla derecha, miro hacia atrás y no hay nadie a cien metros, solo yo. ¿Estaba destinando a oír y ver esa escena perfecta? ¿Qué es un escritor? Un escritor es el que sabe ver esos pequeños regalos dramáticos de la vida…. Y se da la molestia de registrarlos, así de simple.
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Finalmente llego a la casa , paso al negocio de la esquina , todo este relato armado ya en la mente como un sudoku infinito y perfecto , donde cada palabra ya está ordenada cerebralmente y suena como el saxo de Coltrane , solo basta darle un empujoncito de aire.
En el negocio, mientras disfruto de mi construcción imaginaria, de mi 40%, observo a una pareja de jóvenes casados, rostros de que ya no se aman, hastiados debaten sobre que yogurth comprarle a su hijito o que paté elegir para la comida de la noche. Ella tiene una cara terrible, no debería estar debatiendo sobre el paté y si enamorándose, oliendo la belleza del mundo. Me deprimo al mirar ambas expresiones, pienso en el paté, no dejo de ver el paté que eligieron en la vitrina. Vuelvo y me encierro con Coltrane en mi casa y escribo esto, sin sintaxis a la rápida , a la mierda las comas y las pausas , las figuras literarias y el orden, todo sale rápido como un gran jazz lleno de heroína , pum pim pam paaaaaf!!!!. ¡El blue train , el tren triste de Coltrane arrasa!, la vida es maravillosa, para los que ganan y para los que pierden porque todo fluye , el que esta arriba luego esta abajo, discutamos sobre el paté o fotografiemos a mujeres hermosas, así hasta el fin de los tiempos. Nadie debe compadecer al triste ni agasajar al bello, solo se debe observar la tremenda belleza de la rueda de la vida y suspirar con su 40% de farsa, suficientemente bien hecha para intentar dormir en este mundo absurdo otra noche en paz….Hinchados de literatura, hinchados de musica santa...






“Las películas del mañana no serán realizadas por funcionarios de la cámara, sino por artistas para quienes el rodaje constituye una aventura formidable y exaltante. Se parecerán a quien las haya rodado y el número de espectadores será proporcional al número de amigos que posea el cineasta. Las películas del mañana serán actos de amor...."
(François Truffaut)





Nuevamente veo al mismo maestro cepillando el vidrio de la puerta del McDonald's de calle República, lo han rayado (¡otra vez!) con una inmensa “A” anarquista. El maestro pule el vidrio con total calma y hasta parece disfrutarlo. Es una escena hermosa que ni siquiera quiero fotografiar sino solo disfrutar. Todo funciona como un sistema bien adecuado, la rebeldía y el orden, el daño y la reparación, todo como una gran red de solidaridades que no se conocen pero funcionan, el joven anarquista que rayó la puerta no conoce al maestro y este tampoco conoce al dueño del local, pero todos trabajan en las causas y los efectos de la simplicidad de un hecho, y eso creo, es la sociedad: alguien destruye algo y luego viene otro y lo repara, se generan rutinas de salud social. La ideología detrás de esa destrucción le es indiferente al perfecto funcionamiento de la sociedad. Si no fuera por esa gran “A” rayada en el vidrio, quizás el maestro estaría desocupado, durmiendo a la misma hora que el joven anarquista. Incluso una “A” anarquista puede inyectar dinamismo a una pequeña economía individual. Fernando Pessoa escribió “El banquero anarquista”, el maestro es el que borra las “A” de la anarquía en los McDonald's, una especie de arquero anarquista, que tapa sus símbolos con su veloz esmeril social y le pagan por ello. Todo sigue perfecto, ordenado, en correcto funcionamiento. Las hamburguesas siguen cociéndose en paz y esperando a esos millares de jóvenes republicanos, que llegan por las tardes con mucha hambre y poco cuestionamiento tras la feliz jornada universitaria.





“Las mujeres, Dios mío, esos raros compuestos. Me felicito de no conocerlas, de tenerlas siempre como enigmas renovados. Hay brutos que las aman y las golpean y las saben de memoria. Para mí son una charada, algo que incita a mi inteligencia y hace bullir mi corazón...” (Julio Ramón Ribeyro. "La tentación del fracaso I. Diario personal 1950-1960")






Recuerdo perfectamente el día cuando ella me dijo que había leído “La mujer justa”, no le interesaba ser erudita, ni tener algún poder sobre los libros, solo tomaba uno y simplemente lo leía, mantenía al parecer (y ahora lo pienso con ternura) una relación cordial con la literatura, que nunca era ansiosa y estaba alejada de toda vanidad . Se acordaba del título pero no del autor. "Yo leí ese libro" -me dijo una tarde señalándolo con el dedo cuando lo vimos en la vitrina de una librería. La mire y me eche a reí. “La mujer justa” de Sandon Marai , es un libro de casi quinientas páginas y nunca me di cuenta que lo estaba leyendo, no lo noté porque quizás lo leía en los recreos de la universidad o quizás lo hacía confundido con la lectura de sus libros académicos que siempre traía consigo ¿En qué momento lo hizo? y lo más perturbador de todo : ¿porque no lo fue comentando conmigo?, ¿porqué no me demostró ninguna emoción mientras iba avanzando en él?.. No pude olvidar mas ese libro, ella sí y probablemente siguió con otro del cual tampoco me iba a enterar. Todo ese terrible libro que ahora yo también comencé a leer y que a veces me tortura, pasó por ella en total silencio hacia mí. Y no digo que ella debía informarme de todas sus emociones , solo digo que un libro así, que conmueve hasta los huesos , que se debe leer quizás por más de un mes , que es como una aventura en un barco por el mundo , es muy difícil que quede en total ausencia de emociones externas hacia el amado.
Quizás el libro la sometía, la hacía pensar, planear cosas: quizás le daba mas valor para dejarme o un sentimiento de soledad que le permitiese amarme resignada un tiempo más . Quizás los sentimientos eran tan intensos que se los guardó de tal modo que sólo pudo confesarlos cuando hubo terminado su empresa, apuntándolo indolentemente a esa vitrina.
Ella ya no está en mi vida y no cabe señalar mas detalles , pero me imagino que si me viera en la calle acompañada con el hombre que hoy la ama, haría lo mismo que hizo con el libro, me apuntaría y diría en total indiferencia “¡mira yo estuve con él!” y seguiría caminando feliz de la mano con su nuevo amor.
¡Es aterrador cuántos secretos puede guardar una mujer sin ni siquiera proponérselo! ¡Como se cocina un corazón y hierve sin que el hombre que está a su lado note ni el menor calor!
Ahora muy tarde en la noche ya no me hiere tanto esta historia, pongo a Juice Newton “Angel of the Morning” a un volumen bajo, observo como siempre la portada del disco , mezcla de belleza y melancolía absoluta y la recuerdo hasta con cariño. Sigo la lectura de Marai y subrayo una frase temible de ese libro oculto con pequeño suspiro musical, como si por fin este fuera (con las letras de los títulos bajando ) el término definitivo de mi película con ella. Hasta me imagino a ella pensando esta frase parada frente a la vitrina de la librería.
“¿Sabes?, un día comprendí que nadie puede ayudarnos. El deseo de amar y ser amados permanece, pero no hay nadie que pueda servir de ayuda. Cuando uno comprende esto, se hace fuerte y solitario....” (Sándor Márai. “La mujer justa”)





“Los dioses no te añaden ni te quitan nada. Solamente, con un toque ligero, te clavan allí donde has llegado. Lo que antes era deseo, elección, se te descubre destino. Eso quiere decir hacerse lobo...” (Cesare Pavese "Dialogos con Leucó". 1947)





Los químicos en la vida hacen historia, por la noche leo sobre Anthony Edén, primer ministro británico al que se le recetó Dexamyl (una anfetamina compuesta) , que él utilizaba para tratar un dolor abdominal. Se ha sugerido que esto afectó a su juicio durante la crisis de Suez. Esta fracasada intervención en Egipto en 1957 se ha señalado siempre como uno de los símbolos y el inicio de la debilidad europea tras la II Guerra Mundial. Encuentro fascinante la posibilidad que un medicamento influya en una decisión política (y también amorosa)
Susan Sontag los tomaba para poder escribir, ella escribe en su diario: "El Dexamyl, se llama, en Inglaterra, «Corazones púrpura» (son púrpuras, no verdes [como en Estados Unidos] - los chicos toman veinte a la vez, con Coca[-Cola]... Luego (a la hora del almuerzo) se meten a una «cueva» ...”
El Dexamyl se interrumpió en la década de 1970 en favor de los inhibidores de la MAO y los antidepresivos tricíclicos. Los que toman las madres hoy en día.






Una joven en la micro al lado mio sonríe al ver que le tomo una foto a la página de un libro. La miro de vuelta y sonrío un poco avergonzado, ella aprieta los labios para no seguir sonriendo. Es una sonrisa simpática que constata mi ridículo, pero sin rechazarlo totalmente .Es como la sonrisa de la madre cuando su hijo pequeño hace un dibujo y se lo explica.
"Busca el ridículo en todo y lo encontrarás " dice Jules Renard.
La joven lleva una carpeta de la universidad católica, quizás sea este su primer año. Es hermosa y está preparada. Presiente que en los próximos años su cerebro se volverá más complejo, mientras que el mío, lo dijo con su sonrisa, se irá infantilizando...Ojalá me haya fijado en su memoria, cuando esta ya no se ría de tantas cosas. La página que fotografiaba era de Peter Handke y es esta:


 






"¿Porqué estamos tan agotados de este modo? ¿Porqué nosotros, en un principio tan apasionados, nobles y violentos, tan llenos de confianza, nos quedamos tan completamente destruidos a los treinta o treinta y cinco años?...¿Porque será que, una vez caídos, no tratamos de volvernos a levantar, y habiendo perdido una cosa, no buscamos otra? ¿Por qué será?... La vida no volverá dos veces a nosotros: recoge lo que queda de la tuya y sálvalo..." ( Anton Chejov. "Una historia anónima" 1896)







En el metro a mi lado, una mujer joven guapísima, tez oliva, nariz fina y respingada, pestañas largas y naturales, piernas tonificadas de abundante ejercicio sin caer en exceso muscular. Poseía una estampa italiana, llevaba un vestido negro corto que sin ser recargado y exagerado, era profundamente sensual. La mujer no comete errores en cada uno de de los pequeños gestos que el poco espacio del metro le permite. Me imagino una de esas mujeres existencialistas de las películas de Antonioni, una de esas sensuales e inteligentes mujeres que se robaban cualquier pantalla en el cine italiano o francés de los sesenta, solo con decir un “No”
De pronto, con la despreocupación y el garbo de una chica Bond, saca de su cartera su teléfono celular y comienza cuidadosamente a cepillarle los dientes a un gatito que aparece en la pantalla, no lo hace a la rápida ni en función de algún juego, lo hace con una delicadeza y preocupación solemnes, uno por uno, girando el cepillo, mientras el gatito pone una cara de placer inolvidable.
Quedo deslumbrado, no lo encuentro ridículo en ningún caso, yo que tanto quiero ser semiólogo simplemente esto no lo entiendo, tal como cuesta también entender el comportamiento de Monica Vitti en la película “El desierto Rojo”.
Esta mujer que imaginé dueña por completo de una película, de mi película personal, ha girado la historia. El desenlace que yo lamentablemente no pude ver (ya que me tenía que bajar del vagón) me apasiona, me obsesiona. Antes de bajarme noté que terminado el cepillado, ubicó al gatito en una especie de bañera, y empezó a jabonarlo, ustedes comprenderán que si la cara del gato con el cepillado era de placer, ahora era delirante.
Antes de bajarme y notándome maravillado, la joven mujer me lanza una mirada despreocupada, indiferente pero penetrante. Aprieta los labios en señal de independencia, guarda el teléfono celular en su cartera y vuelve a su postura de reina del cine. (Ignoro la suerte que corrió el gato)
Me bajo perturbado, queriendo escribir un guión, pero tomando nota que las mujeres ya no tendrán que actuar como Catherine Deneuve en “Repulsión” acorraladas por las calles y los pasillos, ni como Anna Karina en “Una mujer es una mujer”, la stripper que quiere ser madre y coquetea con dos hombres a la vez, o como Haydée Politoff en “La coleccionista” de Rohmer, que se sienta en una silla de playa a leer un libro sobre el romanticismo alemán. Eso sería sólo repetir las historias que ya están escritas. Ahora el nuevo cine debería registrar esto: Toma uno: Una mujer guapa hasta el hartazgo, con una indolencia y apatía avasallante, saca con toda calma de su cartera el teléfono celular (al principio creemos que es una pistola) y comienza a cepillarle los dientes a un gatito virtual. El nuevo cine debe ser así, tiene que ser así...








Primeras notas después del primer vistazo a la aplicación Tinder.
-La soledad en el futuro inmediato no avergonzará, sólo será una condición más como ser gay , o conductor de taxi. Para reemplazar la palabra soledad que ya no será triste, se podrá utilizar la palabra desamparo (esa diferenciación ya la había establecido Hannah Arendt) . No se evitará la soledad sí el desamparo.
- No hay pobres aún en el sistema, mucha clase media. Mujeres profesionales que se enfocaron mucho en su carrera y poco en la vida (fenómeno que en Europa es aún mayor y eso explica el éxito arrollador de estas aplicaciones en el viejo mundo). Mujeres separadas pero aún con mucha esperanza en el amor. Los hombres no tienen ni necesitan esperanza. Los hombres solo quieren follar, cosa que por lo demás no es negativa ya que gracias a ese impulso el homo sapiens aún sigue en pie.
-Muchas descripciones de mujeres advierten que no buscan sexo casual, pero las que pueden ponen fotos en bikinis. Advierten en su descripción, que les carga la mentira, la odian con todo su corazón, dando a entender que el número de hombres mentirosos que han conocido es apoteósico. ¿Habrá un hombre sincero? Difícil determinar. La enseñanzas de Maquiavelo en política , (sin necesidad de leerlo ya que parecieran estar en el ADN) ,los hombres las han utilizado en el sexo .
-Muchas mujeres en su descripción (para hacer un estudio serio se debería llevar una estadística, pero el número es alto) dicen que le gusta la gastronomía, viajar y tener una buena conversación. Se establece un patrón. Ninguna puso algo “cultural”, como leer por ejemplo, celebré esta honestidad, porque sus inclinaciones son directamente epicúreas. Gastronomía, conversación, vino, viajes. Otra cosa curiosa es que se repite e ignoro la razón, que en la descripción muchas de ellas pongan la frase Horaciana “Carpe diem” , aprovecha el día, es decir una mezcla entre pasarlo bien, sin una promesa inmediata de sexo y sin compromisos. Pero en las fotos de su perfil , no en la principal pero en la cuarta, ponen una abrazando a sus hijos. Esto seguramente es para poner el toque apolíneo, de mesura a cualquier encuentro. Es como un recordatorio, “no estamos en Ibiza, hay niños detrás”
- Mucha foto de Europa , en el parlamento inglés, en Paris, en el Caribe , o por último en San Pedro de Atacama. Esto normalmente asusta al hombre inseguro, con un sueldo inferior a $500.000 que apenas le alcanza el dinero para ir a la piscina. Es decir 7 de cada 10 chilenos.
-Adjunto una descripción de un perfil que amablemente Estex me prestó (ya que él hizo una antología de ellas, no se con que oscuros motivos, espero que literarios ) La escribe una señorita llamada M:
“La vida es corta. Rompe algunas reglas. Perdona rápido. Besa lentamente. Ama verdaderamente. Ríe incontrolablemente. Y nunca te arrepientas de nada que te haya hecho sonreír. La vida puede no ser la fiesta que esperamos, pero hay que seguir bailando…”
Mi impresión es que esta aplicación en corto plazo y en el segmento de 30 a 40 años, sino reemplazará a facebook por lo menos será un prioridad . Motivos, su gran fortaleza reside en el ubicador de GPS, es decir anuncia el perfil más cercano (¡medido en kilometros! ) de la señorita que te gustaría conocer y ella a ti por supuesto. Esto podrá deducirse un poco superficial, pero a lo menos es una promesa de concluir una relación virtual en una “real” en pocos minutos gracias al GPS ¿existe aun la palabra “real”?, Que se gusten en la cita eso depende de la habilidad de mentir y del destino. Esa incertidumbre y misterio más que una apuesta superficial, puede jugar a favor.
En suma, Tinder es un coqueteo monitoreado por GPS y recuerden la definición de Milan Kundera sobre este: "¿Qué es la coquetería? Podría decirse que es un comportamiento que pretende poner en conocimiento de otra persona que un acercamiento sexual es posible, de tal modo que esta posibilidad no aparezca nunca como posibilidad. Dicho de otro modo: la coquetería es una promesa de coito sin garantía."
Esto es el futuro amigos míos y el futuro está aquí.





De pronto cuando tengo un poco de tiempo me veo haciendo planes, y más que los planes mismos que son siempre surrealistas, me gusta esa imagen propia de la planificación. La de un hombre de agenda, cuando llevo décadas sólo improvisando.
No iré a correr por la mañana por que aún tengo ese dolor en la espalda , que aunque ya no es dolor y es más bien molestia (como le llaman los jugadores de fútbol) pienso no arriesgarme y seguir solo ejercicios en bicicleta para no generar impacto. Internamente siento que esa molestia me acompañará de por vida. Internamente siento eso, es una mala costumbre (lo de acompañarme de por vida) de cualquier cosa que me pase, hasta de una mujer.
Entonces por la mañana deberé hacer ciertos trámites aplazados por la falta de tiempo. Primero eso sí, escribir un poco y leer el diario de Gonzalo Millán, donde habla sobre su cáncer. Pienso en las fases del moribundo, todos hemos visto ese proceso alguna vez en otro y todos lo padeceremos. “La fría indolencia del moribundo” dice Proust , quizás ese momento es el único en que se piensa en serio , los sanos no piensan bien , solo vanidad y deseos de inmortalidad, propios de personajes de televisión. Al moribundo se le descubre “el velo maya” como diría un budista, por eso los tibetanos fingen morir día a día. En vez de salir a ejercitarse en bicicleta, ellos se ejercitan en la muerte.
Siempre he vivido cerca de la muerte, aunque no tengo la disciplina ni el conocimiento para entrenarme en esa clara luz para llegar al Dharmadhatu como le llaman los tibetanos (y que no recomiendan ejercitarse sin un maestro que los guíe porque dicen que es peligroso adentrarse en esos ejercicios sin conocimientos)
El budismo no es para mejorar la vida de las señoras del barrio alto, el budismo es para pelearse con la realidad, sin caer en la esquizofrenia. El problema con la modernidad es que la fragmentación cósmica se ha hecho insostenible, el big bang del individuo hace de cualquier intención de volver a lo Uno, como un folklore increíble, como superstición milenaria. Por eso el moribundo al final se entrega, presiente lo Uno, esa filosofía perenne de la que hablaba Aldous Huxley. Y confundimos esa entrega con indolencia. Ni el paraíso lo podemos sentir como una unidad, sino como los protestantes lo han enseñado, lo hacemos como un cúmulo de personalidades, igual que en el mundo, pero perfectos. Por eso el protestantismo, ese que dice: quieres salvarte “Tú”, tiene tanto éxito y es tan compatible con los negocios, como demostró Max Weber. Deja intacto el tú, deja intacto el deseo y el placer más simple, ese deseo individual de ser feliz, uno a uno por separado, el más contrario a la enseñanza budista. El más compatible con una compañía financiera exitosa.
No habrá salvación tal como se ha predicado históricamente, una salvación personalizada, con huella digital, habrá un gran fundimiento cósmico, donde el oro de nuestras vivencias, emociones y recuerdos desaparecerán para siempre. Y eso hay que soportarlo, y la enfermedad es uno de los pilares físicos de las leyes del universo, la entropía (y una de "Las Cuatro Nobles Verdades" en el budismo) . Todo vuelve de su estado más improbable a su estado más probable, disolución para la unidad.
Un simple dolor de espalda puede crear una pequeña teoría matutina. Con el cuerpo se escribe y este dura poco.




Pase lo que pase siempre lloro cuando veo Rocky...




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