El problema es que te fuiste y nos quedó mucha música por escuchar, ahora la escucho solo, la imaginación no retrocede, avanza hacia atrás. Las melodías mas hermosas del mundo sin comentario alguno, sin esa sonrisa que surge de la complicidad musical, la canción avanza y rasguña toda mi vida...¿qué vida? la soledad no deja que la vida se conciba por completo. Solo siento la música con la mitad de mi cuerpo.
La música ha conformado siempre mi
ánimo, ese timón tan humilde para navegar un barco tan complejo. No lo guía hacia
ningún lado, no le ayuda a salir al mar, da vueltas en fiordos oscuros sobre si
mismo. El frío del sur. La lluvia. Una cerveza en un pueblo abandonado,
sonriendo. Brindando por nada, brindando solo porque éramos. En ese tiempo no comprendía
el amor, no debía comprenderlo, como los peces que no saben que nadan en el agua,
que no hay nada más alrededor de ellos que el agua, sin embargo ellos sin
conocerla igual no se entristecen nunca. Nada les falta. No necesitan saber.
La vida me dio mucho, por eso no
debo sonar a renuncia, sino a ofrenda. Ahora que salí del agua me dedique a observarla,
es más las observo todas las tardes, de allí no sale ninguna explicación, el
agua no aclara nada, el agua es el amor en el que estuve sumergido por años.
Nos quedó mucha música por escuchar,
eso fue lo que dije al principio. De allí partió todo, mientras miraba el agua
por la tarde.
Lanzaré esta deliciosa melodía al aire por si te llega, o dentro de
una botella que se vaya por el mar a ver si la encuentras y la volvemos a
escuchar sino juntos, unidos, unidos por el dios del amor, dios que creí asesinar
y ahora veo que no fue así, que vivo devoto en su templo solitario día tras día.
Tocando las campanas tibetanas del recuerdo...respirando el mismo aire que tú,
escuchando la misma música que tú, sintiendo que el universo no se separa ni
tampoco se une, no tiene necesidad de nada. Todo cabe en él. Ese universo que solo
agradece, que ama el cosquilleo de las palabras, que es todo música...El
sufrimiento es un malentendido. La propiedad un lamento. La separación un poema
perfecto.. Solo aspiro a lo simple: La sonrisa de la canción compartida, el
suspiro cómplice de la melodía perfecta. El exilio musical y definitivo que se
le debe dar a la tristeza...Aceptar con honradez mi pequeña y hermosa vida...
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