Joubert, Mallarmé, el mismo Vila- Matas y en nuestro Chile el Chico Molina, escritores que les interesa más las posibilidades e imposibilidades de la literatura que la obra misma. Pertenezco, sino como miembro, aunque sea como ayudante, a ese club imposible.
“La obra es la espera de la obra” dice el maestro Duchamp.
No existe un público aún para el disfrute honesto de estas
“esperas”, (la obra lo implica todo, no tanto por una necesidad estética, sino
por una posibilidad mercantil). Nunca se podrá mercantilizar la espera y el
simulacro , que son la vida misma.
Estos autores probablemente sean auténticamente marginales o
incluso proféticos.
Escribe Paul Valery en sus cuadernos: “Se puede concebir una
“época” en la que las artes especializadas y específicas, serán abolidas y
reemplazadas por el arte de las actividades ordinarias. Y en suma por el arte
de vivir. Esto sería verdaderamente la civilización, y tal vez todo se oriente
hacia ella. Nuestras artes especiales serían etapas...”
El que espera, el que vive honestamente en la posibilidad y
no necesariamente en la realización, ya es un artista.
“Nuestro Diario no tiene que ser sólo una cháchara, como
demasiado a menudo lo es el de los Goncourt. Tiene que servir para formar
nuestro carácter, para corregirlo sin cesar, para enderezarlo...” (Jules
Renard. Diario)
La política de las islas galápagos
Sartre le escribe a Camus por una revista: “Si no te gusta
el comunismo ni tampoco el capitalismo, veo sólo una salida para ti: Las islas
Galápagos”.
Por suerte nuestro amigo Camus hizo caso omiso de la
parcialidad y el sorprendente análisis de Sartre. Por mi regalaría a ese bicho
de Sartre a la academia para que lo diseccionen eternamente allí y se queden
con sus logros dialécticos. El amigo Camus está con nosotros, como escritor,
hombre de la vida, con todas las contradicciones que eso requiere. Sartre es el
policía intelectual, brillante no cabe duda, y también muy estricto a la hora
de mandar a islas lo que no comprende o no le agrada...
Por su parte Camus escribe bajo el sol magnifico de África:
“No se puede ser feliz y tener la razón el mismo día...”
El Chile de los matinales de televisión es el Chile real,
con sus tristezas y alegrías , con sus inquietudes existenciales , con sus
molestias y sus espacios de diversión , con sus líderes y pequeños momentos
políticos (siempre orientados a cómo comportarse frente a una tienda al momento
de devolver o adquirir un vestido, una lavadora, un automóvil ) Con sus
consejos sexuales, judiciales , turísticos, urbanos, terapéuticos, siempre
eficientemente familiares. Encuestas callejeras, análisis internacionales de
internet, incluso sugerencia de libros, hermosos best seller para leer el
próximo verano . Agenda actualizada de la banalidad, que sin embargo hoy es
fundamental para interactuar en cualquier ágora de la metrópoli.
Lo que no tenga su misma inquietud, su mismo entusiasmo, su
misma rebeldía, simplemente no es Chile , o es provincialismo decimonónico, o
es anarquismo hormonal o es profesionalidad joven sin identidad , mediado por
los gustos de colonialismos de las clases medias de otros continentes. Los
profesionales jovenes (los que lamentablemente no ven el matinal y por ende no
participan directamente de Chile) tampoco son muy originales , un auto, un
departamento , en algunos casos un par de hijos y su gran colección de su serie
de televisión favorita o discos de lujo. En algunos casos con hermosos libros
Taschen en su mesa de centro, en el fondo una domesticidad más compleja.
Todo el Chile actual se puede resumir en una jornada de un
matinal de televisión. El y su publico objetivo, son el nucleo del cuerpo
político que decide en mayor parte los caminos del espíritu de diversión
nacional. Chile es simplemente un estado de ánimo hogareño a la hora de la
cazuela..
Si Alberto Edwards influenciado por Spengler escribió “La
fronda aristocrática” para definir el devenir histórico de Chile. Hoy alguien
influenciado por los maravillosos matinales debería escribir , "La fronda
doméstica de Chile”
Escribe Walter Benjamin : “Hasta el año 1870, dominaron los
coches en las calles. Uno se veía aprisionado en las estrechas aceras, de modo
que el flâneur se limitaba preferentemente a los pasajes, que ofrecían su
amparo ante el tiempo y el tráfico.”
El flaneur, paseante urbano contrario al turista, siempre
debe ejercer una decisión artística al doblar intempestivamente por una
esquina, sin pensar ni planificar su ruta.
Justamente flaneando por el centro de la ciudad, caminando
hacia el sur, por calle Carmen al llegar a Curicó, descubro uno de esos pasajes
maravillosos que fascinarían a Walter Benjamín en pleno centro de Santiago.
Este pasaje es llamado “Granados”, que solo se extiende una cuadra y que
desemboca en la tambien maravillosa y triste calle San Isidro. Todos estos
espacios loteados, según la historia, a mediados del siglo XVII.
Pareciera que lo últimos patrimonios quedan escondidos en
estos pequeños pasajes transversales, ocultos, silenciosos, con casas
inolvidables, bares con olor a humedad y licor vinagre. Las calles principales,
llenas de comercio, mueren urbanísticamente, desertifican los barrios, a pesar
de su afluencia caen en la soledad "barrial" propia de la calle Diez
de Julio o Bascuñán, probablemente las calles más feas de Santiago.
El pasaje "Granados" por su costado sur tiene unas
casas maravillosas, curiosamente tienen una especie de atalayas, otras tejas
estilo colonial, dinteles con dibujos, influencia española, árabe. Pequeños y
hermosos vecinos constructores sin estudios, al parecer les dejaron hacer lo
que quisieron con sus pequeñas casitas ¿Granada? ¿Sorrento? ¿Argelia?
¿Cauquenes? , sin conocerlas parezco caminar por sus paisajes
“Salir de casa como un llegar de lejos; descubrir ese mundo
en que se vive”, es una de las miles citas que rescata Benjamín en su libro de
los pasajes. Las citas son igual a estos pasajes ocultos que tanto amo en el
centro de Santiago, lejos del comercio luminoso de los tránsitos comerciales,
lejos de las calles demasiado narradas. Surgen las citas al decir de W.
Benjamin, como “bandoleros del camino , que irrumpen armados y despojan de su
convicción al ocioso paseante” y así tambien surgen estos pasajes para que
perdamos la convicción en la ciudad oficial, predecible, lejos de la escala
humana.Horrible.
Sentí hoy por el pasaje Granados el mismo deslumbramiento
mágico que sentí por el notable graffiti que leí en uno de sus muros y que
decía:
“Mujeres chilenas el Roberto las quiere”
Extraña sensación, mujeres que yo quise y admiré (y me
gustaría pensar que también ellas un poco a mí), a medida que pasa el tiempo, y
como dios lo manda, tienen hijos. Es una sensación común ya a esta edad, ver
con asombro a no pocas en esa situación. Quizás es un sentimiento que los muy
jóvenes o los casados prematuros no han vivido y jamás entenderán, pero es
alegre y melancólico a la vez: ver convertida en madre a alguien que tú
quisiste. Por una parte es entender profundamente y con hidalguía como la vida
se decanta al mejor, “mejor” en el sentido más puramente biológico (que es el
único reducto donde la palabra “mejor” funcionaría) y reconocer a su vez que
uno no es “bueno” para esa responsabilidad biológica. La vida se abre paso, la
imaginación se agota, la realidad arrasa.
Hay nombres para todo, y creo que esta sensación debe tener
uno, aunque uno no muy famoso y reproducible. Una extraña insolvencia
biológica, un fracaso de los contratos sensibles, una definitiva soledad
narrativa.
Sin derecho a perpetuar el código humano orgánicamente,
quizás puedas hacerlo solo textualmente y esa es tu misión. Pero hace tiempo
que todas las misiones se asignaron y quizás ese tampoco sea tu trabajo, sino
otro más simple: buscarle nombres a esas sensaciones que te arrasan y remecen.
Sensaciones extrañas, cada día más solitarias, poco imitadas, ridículas,
demasiado perdedoras para solicitar herencia. Quizás un suspiro baste....
"Durante los días que tengan lugar mis reuniones puedes
quedarte a cenar conmigo, con tal de que te abstengas de tus penosas disputas,
que se me hacen molestas, así como todas tus quejas sobre este estúpido mundo y
la miseria humana, porque todo ello me hace pasar mala noche o tener malos
sueños, y a mí me gusta dormir bien..." (Carta de Johanna Schopenhauer a
su hijo Arthur)
Una de las cosas más extrañas de algunos seres humanos: No
amar la vida e igual reproducirse...
Las mujeres están diseñadas para repeler y huir de cualquier
pesimismo, tildado por ellas sencillamente de irreal...Lo único real es
salvaguardar la cadena biológica...De todas formas... ¿quién podría discutirle
a esa fuerza ciega de la naturaleza?
“Los hijos son para los que tienen miedo, yo no necesito ni
quiero...” (Guillermo Fadanelli. “¿Te veré en el desayuno?”)
Ver el programa Cosmos bien tarde y después no poder
quedarse dormido...La materia negra es otro nombre para llamar nuestra
ignorancia o el Voyager, la sonda que viaja por el espacio por un millón de
años. Lleva mensajes matemáticos, musicales y hasta frecuencias del cerebro de
una mujer enamorada, para ser descifrado por alguna inteligencia
extraterrestre.
¿se puede dormir después de eso?
"Felices los que nada tienen. Felices los que con esa
vida se ganan un futuro reumatismo y son afortunados con los dados y se han
resignado a no tener mujeres..." (Roberto Bolaño. "El Tercer
Reich")
Pueden escribir mil libros, hacer trescientas ferias
culturales, construir bibliotecas de lujo, pero hay una cosa clara, en Chile no
surgen nuevos Stendhal. Cada conversación es tan parecida a la que tenían los
machos reales del siglo XVI, cada dialogo es tan predecible, cada idea tan
inscrita en el manual de la masculinidad forzada. Todos vienen al mercado a
exponer como un toro de cepa, su “Yo”, intacto, heroico, civilizado,
“democrático”, racional, liberal, indestructible.
Entonces ¿Suprimir el Yo? Nunca, no somos esos maniáticos
sadues hindús, ermitaños que predican el desapego de si mismo y sólo consiguen
engancharse a una droga tras otra para evitar la vida, sólo digo: expongan su
Yo, pero expóngalo con elegancia , que se note que viven en un mundo literario,
que maltraten con humor la ficción que hizo parir a sus madres pensando que la
individualidad es el elixir de la vida. .Pero hoy todos viven en los libros,
que es el mundo menos literario que existe. Todos se alojan en máquinas
antiguas, oxidadas, sin narración , sin humor, máquinas obsoletas , cercenadas
de toda creatividad , máquinas que han insistido en llamar industrialmente su
“yo”...
"No tengo conmigo, en este momento, el Diario de Vigny,
pero recuerdo que dice esto o algo parecido: “Sólo puedo leer los libros que me
hacen trabajar. Me gusta trabajar”. El gran peligro, para mí, es que todos los
libros hacen trabajar a mi espíritu, y los malos no menos que los buenos.
Durante las primeras cien páginas es un perpetuo fermentar, y enseguida surge
el dilema: o bien tomo notas, y entonces es un trabajo indefinido que retrasa
la lectura, o bien no las tomo, y entonces el peso de las notas que no he
tomado pesa sobre mi lectura, se agrega al libro como un remordimiento y me
incita, sin que me dé claramente cuenta de ello, a abandonarlo por otro....
..el único servicio que pido a mis escritores favoritos es
el de nombrarme con precisión mi mal..." (Charles Du Bos. "Diarios")
Ya que todos la tienen o desean tenerla ¿han pensado en una
buena imagen para la esperanza?
Pues bueno aquí va una, existe en España ONCE una lotería
para ciegos...No hay mejor imagen para la esperanza que esa, y es la más
terrible...
"Di tus cosas más personales, dilas, es lo único que
importa, no te avergüences, las generales están en el periódico..." (Elias
Canetti "Apuntes")
"Observador del corazón humano" respondía Stendhal
cuando se le preguntaba por su profesión...Y esa es la pregunta que más se hace
hoy. No se puede inaugurar ninguna reunión social ,fiesta, o cena sin ser
interrogado con esa pregunta de rigor, que actúa a modo mapa y bitácora de cómo
la gente se comportará después de su respuesta con el interrogado.
¿Cuantos verdaderos observadores del corazón humano quedarán
hoy vivos?
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