jueves, 30 de julio de 2009

El individuo

Edward Hopper
People in the Sun
1960




El gran pecado del presente es no determinar con absolutamente firmeza lo que ha llegado a ser el individuo. Ignoro el camino que se recorrió para sumir y manifestar a ese individuo como lo único y lo más alto del presente, pero dudo que las razones sean meramente económicas. El pensamiento liberal clásico perfeccionó la individualidad desde el juicio, el argumento, la razón, el cogito. Nunca el hombre antes había estado sólo, se sentía parte de una comunidad, clan o nación. Llama la atención hoy el celo de los griegos por su origen común, por su lengua, su tradición , lo que no era griego era bárbaro (los griegos irónicos hasta su médula los llamaron bárbaros imitando el sonido que hacían estos al hablar balbuceante, bar bar bar) . Es el pensamiento antiguo que se dejo crear un mito como el de Eneas que surge de la guerra de troya y lleva la estirpe para que el romano también fuese heredero de esa tradición. Pero la modernidad nos aguardaba una sorpresa agria. Por eso llama la atención la conducta del poeta griego Arquíloco que abandona su escudo (su identidad) en unos matorrales para salvar el pellejo. No trasciende, no ve en la defensa de su patria lo vital sino ve en su instinto orgánico el sobrevivir del individuo . Arquíloco fue moderno. Por eso la guerra hoy es incomprensible, no tanto por su inmoralidad, sino por la hegemonía demoniaca del individuo. La guerra para el griego homérico era virtud. Ideal heroico.

El individuo es algo tan obvio que ni siquiera hoy es problema, uno trabaja para uno y por uno. La tradición incomoda, la religión es ridícula. ¿Quien giró ese orden?, muchos han teorizado el tema . Quizás “simplemente” la razón, la dialéctica, para terminar reforzándose en el cristianismo imperial donde el héroe era el mártir (un griego se escandalizaría tanto con la imagen del santo rezando impávido ante su enemigo tanto como hoy nos escandalizamos frente a la guerra). Cualquier problema nacional ofende a la razón, somos una comunidad mundial. ¿Que camino extraño hemos recorrido para llegar a esto?

Las guerras del siglo XX se pueden explicar desde esta dicotomía del espíritu, pero la técnica reorienta el tema, lo redirige y lo eclipsa. Por eso Marx que no cree en el individuo respeta la infancia de la humanidad pero sólo como una especie de museo, en “Líneas fundamentales de la crítica de la economía política” nos dice : "¿es posible Aquiles con la pólvora y con las balas? ¿O, en general, la Iliada con la prensa o con la máquina de imprimir? El canto y las leyendas y las musas, ¿no desaparecen necesariamente ante la palanca de la prensa del tipógrafo y no desaparecen, por lo tanto, necesariamente las condiciones de la poesía épica?" Cabría solo agregar, sí es cierto, no se puede concebir la Iliada con la pólvora , pero tampoco se puede concebir una Iliada con Marx.


Por su parte Ernst Junger ve en la nación, las raíces, el fundamento del mundo. Nadie que vea así el orden mundial podrá optar a la paz, es guerrero por excelencia y a mucha honra, es más vive para la guerra. ¿Y si la paz fuese algo nefasto? Un alimento publicitario del individuo que quería someternos a la flojedad espiritual de la modernidad solo para que consumiésemos (no olvidemos que los grandes defensores de la paz en todos los tiempos primero fueron los comerciantes, aunque algunos lucren con la guerra esta no alcanza para todos los mercaderes). Por sobre la pax economica esta el equilibrio.

En Marx la estructura económica supera y determina al individuo, en Junger la nación. Si Marx que en cierto punto de vista comparte, aunque con distinta visión el progreso humano con el liberal, Junger lo detesta, ve la técnica como algo peligroso y respeta la tradición, la patria, el suelo y la sangre. La eterna lucha entre el pensamiento circular y el lineal. Junger en un texto llamado “La Tradición” nos dice : “Tradición: para una estirpe dotada de la voluntad de volver a situar el énfasis en el ámbito de la sangre, es palabra fiera y bella. Que la persona singular no viva simplemente en el espacio. Que sea, por el contrario, parte de una comunidad por la cual debe vivir y, dada la ocasión, sacrificarse; esta es una convicción que cada hombre con sentimiento de responsabilidad posee, y que propugna a su manera particular con sus medios particulares. La persona singular no se halla, sin embargo, ligada a una superior comunidad únicamente en el espacio, sino, de una forma más significativa aunque invisible, también en el tiempo. La sangre de los padres late fundida con la suya, él vive dentro de reinos y vínculos que ellos han creado, custodiado y defendido. Crear, custodiar y defender: esta es la obra que él recoge de las manos de aquéllos en las propias, y que debe transmitir con dignidad”.


A la luz de los juicios del estructuralista y del nacionalista, pareciese que el único que cree en el individuo es el rentista, el burgués comerciante y mundano. El capitalista es el representante económico del individuo por excelencia, ¿Pero vasta solamente una intención económica para erguir un sistema de dominación total?. Max Weber nos mostro que no. Hubo que preexistir un espíritu en el capitalismo que diese la fuerza necesaria y el sustento a ese nuevo orden, el calvinismo protestante era ese espíritu. Su predestinación en el ámbito de la salvación y el goce de ciertas libertades en lo relativo a transacciones económicas fueron el alimento que engendró la libertad económica que el individuo necesito para hacerse monstruo. En un pasaje clásico de su obra “La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo” nos dice: “El católico es más tranquilo; dotado de menor impulso adquisitivo, prefiere una vida bien asegurada aun a cambio de obtener menores ingresos, a una vida de continuo peligro y exaltación, por la eventual exaltación de honores y riquezas. "Comer bien o dormir tranquilo", dice el refrán; pues bien, en tal caso, el protestante opta por comer bien, mientras que el católico prefiere dormir tranquilamente.”

El individuo es hoy patria, suelo y sangre, todo a la vez. Los pensadores que se llaman posmodernos olfatearon hace mucho esta tensión al anunciar "la muerte del sujeto" (porque la filosofía hoy de lo único que vive es de "slogans"). Quizás a muerto en el lo espiritual e intelectual que tenía, pero ha dejado una sombra tan densa que sólo con su pasear fantasmal le basta para ser la energía del tiempo. El espíritu de hoy es un triste vacío orgánico que sólo se basta a si mismo y que no conoce mas allá del aquí de su cuerpo (aunque ni siquiera esta consciente de el). Para que este monstruo individual atemorice debe primero pensarse en una comunidad global, mas por el potencial de consumo que el moral. Pero el individuo se resiste en vivir en un mundo sin fundamento, aunque reconoce que no hay ni tradición ni dios si cree en una virtud, en un derecho común, un derecho humano. Este derecho que flota por siglos es su único alimento, pero como el niño que no se atreve a mirar debajo de su cama cuando han apagado la luz de su habitación, el individuo teme ver de que esta sostenido este “derecho”. El individuo ignora la nada pero hace pender sus derechos de ella.

El mundo ha olvidado los lazos de su infancia, el malestar de la cultura se va agigantando , el individuo es el tirano moral del hoy que ni siquiera se pregunta que es un individuo , mezcla lo salvaje y primordial de la voluntad de vida, del sobrevivir a toda costa con los derechos mas trascendentales y racionales . Por eso el individuo esta hecho para ignorar, pueden pasar miles de estructuras por su cabeza pero el sólo cumple la función del infante al pedir el pecho.

Ninguna cultura podrá identificarse con el artificio democrático ni siquiera su inventores , los griegos clásicos, que ya venían decaídos y teorizaron la política para tranquilizar a los nuevos propietarios . Por eso la kultur (cultura) tan cercana a los pueblos germánicos sólo se fortalece oponiéndosele casi como estandarte al de la civis (civilización) latina, y jamás pretenderá ser democrática. Una cultura es una tradición, una tradere , una entrega , cuando esta pierde frente al individuo, se civiliza, progresa, se fatiga y muere en la misma constitución del individuo. Este, sólo en el cosmos, no puede encontrar ningún sustento en las leyes morales que están debajo de su cama , el cálculo (la ratio), único escudo que le queda, no alcanza para pasar la noche a solas , entonces es cuando queda huérfano enfrente de ese “huésped incomodo” que es el nihilismo.


miércoles, 29 de julio de 2009

Propos literarios.





“La imaginación no más que el sujeto trasladado a las cosas”, dice Gaston Bachelard. ¿Como nos enfrentamos a las cosas? Como un embudo succionador de conciencia, que todo lo hace objeto y que sin ser consciente traduce el mundo en una relación dual , en una metafísica, por eso dis-pone. El escritor es alguien que pone atención al mundo dice Susan Sontag . Solo eso y nada más, el que pone atención da el primer paso hacia la literatura. Pero poner atención no significa “tomar” indiscriminadamente las cosas. Es decir, que el sujeto sea sólo por su constitución, majestuoso. Las cosas deben develarse. Despertarnos. Admiramos (thaumáthein) luego escribimos.

¿Cual es la gran profundidad de Heidegger frente al conocimiento?, que el martillo no se hace objeto en una epistemología consciente y diseccionadora , sólo aparece en el martillar. ¿Cual es su renovación? La comunión en el pensar de “Denken”, y el agradecer de “Danken”. Ya no es el pensar de la voluntad del querer sino el pensar de la posibilidad de la dádiva. No “queremos” pensar, sino pensamos sólo si podemos. Desasimiento de las cosas , serenidad y apertura al misterio (Geheimnis).

El escritor no es una linterna que alumbra y coloca a su disposición (ge –stell) en un gesto técnico, a las cosas, sino una deficiencia es la que genera el conocimiento, es decir su relación con el mundo se produce por la circunscripción de los entes a la mano (pragmata).El escritor no es un reponedor de supermercado que coloca las cosas para el inventario. Abandonar la disposición y el dominio total de las cosas.

Mirar es encontrar una oposición, el escritor en su paseo diario (si es paseante urbano desinteresado o “flaneur”, sin objetivo o mejor dicho sin objeto) o en su paseo psicológico si es un “monologador” moralista , encuentra los objetos sólo por la rebeldía de estos y no por que el sujeto dis-ponga a su antojo. El “theoros” griego que llegaba a las fiestas para hacerse espectador y relatar luego en el agora vecina lo acontecido envía su etimología al concepto de teoría (el participe de afuera). Pero el escritor no es un teórico , mas que espectador deberá ser tropezador. La teoría lleva al conocimiento una falsa vía. Arrojado en el mundo conoce por que se encuentra. Ni tan afuera ni tan adentro.

Es por esto que sujeto y objeto en Heidegger no coinciden con Dasein y mundo. El escritor necesariamente necesita estar, posarse. Para los nuevos poetas, las cosas dejan de ser “algo para” y se transforman en “algo contra”. Tropezón versus contemplación o en otras palabras teoría sólo si hay deficiencia.

Las cosas que entran en deficiencia pueden venir por atención (Auffallen) o llamatividad , por apremiosidad o rebeldía. Las cosas ya no vienen como simples objetos, hemos entablado una relación de estar en el mundo “mas sana”.

Una cosa se hace conocimiento cuando falla, el martillo al martillar y no cuando el objeto martillo esta disponible para el theoros. O cuando falta , (el lápiz para escribir) o obstaculiza (la puerta para el paisaje). Entonces el escritor pone atención al mundo cuando algo falta, falla, se rebela o obstaculiza. La literatura nace cuando el escritor suelta todo lo que tiene a la mano. ¿Se podrá escribir de otra cosa que no sea de entes?

El poeta debe estar orgulloso de su exilio platónico por que enfrente de él no pone nada sólo escucha al ser. La verdad que genera la majestuosidad de la posición del sujeto se relaja en una música de cámara. La literatura lucha contra la verdad por que se aleja de esa adecuación antigua entre sujeto y objeto que es “la verdad”. Es hora de los tímpanos.

La única forma de escribir (y de estar ) hoy debe ser la ocupación , el escritor se debe pre-ocupar del mundo.. La literatura queda deconstruida simplemente como una interrupción de la praxis. Sólo escribe el que tropieza...


Digamos algo práctico: ¿Quién se negaría a darle fuego a Sartre? Buena metáfora , pero al igual que en la semilogía fotográfica de Barthes, no puedo quitar mi vista de ese encendedor. El “punctum” (el pinchazo de una fotografía) se encuentra ahí, sin esa atención que es rebeldía y tropiezo no hay imagen. Por la deficiencia del mundo es que se me es presente lo único que me importa de esa foto, ese inmenso y surrealista encendedor.


lunes, 27 de julio de 2009

mueblineses





La triste señora de arriba de mi departamento, (nunca pensé decir mi departamento aunque no sea mío) juega con sus tacos altos , solo para mí , los golpea en su piso que es mi cielo, para distraerme de mi tarea habitual de leer unos pocos versos de algún poeta borrachín del oriente. Ella solo le preocupa desconcentrarme y no solo eso, enfurecerme, pero yo me declaro en Oriente, así que la capacidad de enfadarme es mínima , ella hace todo ese ruido por que quizás quebré un par de botellas el fin de semana. Pero si sólo soy un obrero que “cree” educar (pero no lo hace) y que tiene todo el derecho como todo obrero a emborracharse y comer bien aunque sea una vez al mes. (La Francia marroquí de la película Casablanca se ahoga en alcohol para sobrellevar su humillación y todos le aplauden). Habrá que jugar a la clase media y leerle a los amigos unos versos de Li Po (nunca unos propios). Además este obrero ha dejado el poco ego que le quedaba en la resaca del Domingo.

Escribir sin consideración pulmonar con el lector , un "Finnegans Wake", aunque Joyce sea un genio no es deber del obrero molestado por la señora de tacos reconocer el talento ajeno. Él por su bienestar mental solo debe de vez en cuando, echar a correr la música y hacer como si el mundo no existiese, ¿Pero que le queda al hombre que le irritan los diálogos?, ¿que no cree en la Paideia platónica por muy pedagógica que sea? El monólogo es el licor adolecente que lo mantiene en su asiento imperturbable mientras la vieja azota los muebles en venganza por su insomnio atribuido al poeta Li Po .

Los hombres que buscan el sentido (la búsqueda más idiota de la tierra) solo monologan (como Dostoievski en el sueño de un hombre ridículo) y juegan a que dios algún día les dará la mano y los guiará a la tierra sin sufrimiento. Pero dios tiene las manos ocupadas tapándose la cara, no por desesperación, sino por la simple inocencia del rostro matutino que se lava la cara.

La vieja puede bailar zarzuela si gusta, el poeta imperturbable no lo considera una molestia, sí le molestaría que algún monólogo lo ilusionara como el de Dostoievski con una vida salvada, eso si es mas que un azote de muebles.

Soy amable con los predicadores. Ahora les encuentro razón, son artistas cachorros que sólo quieren un premio. Por la mañana me han dejado un tríptico con la descripción de ese premio. Yo sólo les pido como el viejo escolástico Duns Scotus le decía a Dios : «Creo, Señor, lo que tu gran profeta ha dicho, pero si es posible, haz que llegue a entenderlo». Los medievales no sólo eran sabios sino los bromistas más grandes que esta tierra nos ha regalado.

Termina el zapateo de la vieja, termina el monólogo, el zapateo es el golpe zen que quiere decirme que la iluminación está en la irritación de lo ilógico. Abro el tríptico que me regalaron en la mañana los predicadores, me desespera menos que el cuento de Dostoievski, en una esquinita dice en cursiva: ¿Si un hombre muere volverá a vivir? En alusión a Lázaro. Pero la resurrección de Lázaro es tan irónica como el movimiento de los muebles de la viejecita de arriba, morir dos veces es tan absurdo como la venganza de una vieja haciéndole ruido a un hombre que lo único que disfruta de su vida es el ruido.


viernes, 24 de julio de 2009

Diario



¿Por qué se inventó el “individuo” si nos hace tanto daño?

Los filósofos con olfato son en realidad poetas, antes ese límite era difuso.

A la gran “objetividad” se le ignora la utopía mesiánica en que radica su existencia, el científico, el positivista ha erguido algo que nos desconoce, sin sentido, con un final sin final, la objetividad es algo que para existir nos debe sobrepasar por mucho. El que la entiende se anula.

Uno debe pensar en sus propias llagas primero para después mirar el absoluto. Lo que llaman filosofía existencial es sólo una etiqueta de desesperación frente al pensar. El absoluto nos toma en cuenta ignorándonos.

Nunca una esclavitud fue declamada con tanta belleza , por ejemplo este extracto de Kant: "La experiencia, que gusta de hacernos saber qué es lo que es, pero que no puede decirnos si lo que es, es necesariamente; esa experiencia no sólo no satisface a nuestra facultad racional sino que la irrita, porque lo que la razón demanda con toda avidez son juicios universales y necesarios".

Esclavos de la necesidad esa es la cuestión, esclavo de lo necesario. El eterno problema irreconocible.

Pero después de todo ese refunfuño sin sentido caigo en mi condición y acepto aunque no sin desesperación la máxima de Spinoza : "non ridere, non lugere, neque destestari, sed intelligere" (no reírse, no lamentarse, no maldecir, sino comprender).


“Amor erga rem aeternam” (Amor por las cosas eternas), desde el paraíso o desde la razón. ¡Que error tan plástico tan bello! Pero como la belleza es verdad recae. Uno puede descubrir al “caballero de la fe”….pero rechaza por su naturaleza esa armadura.

El filósofo es un asceta invertido.

Lo que justifica la existencia es su extensión en una verdad eterna fuera del mundo, pero hospedándose en el, porque sin ese hotel no se llegaría a la verdad, sin habitación no hay método. La filosofía es Platón. Al final la filosofía es lo que le aborrece ser, una glándula que segrega metafísica, pero que no podemos vencer. Su clave es que genera poder , como una inscripción genética segrega (bajo reglas fisonómicas estructurales), velocidad en el guepardo.

La verdad no esta aquí, pero lo digo desde aquí. Desesperante como la paradoja del final del arcoris , ¿Para que quiero el tesoro enterrado en su extremo si tengo la contemplación impotente del acá?


No olvidar que los ojos de la mente igual son ojos.




martes, 21 de julio de 2009

Diario




“Dios, última palabra que quiere decir que toda palabra, un poco más adelante, fallará”
(Bataille)


El conocimiento es una estafa. Nada más que la empresa de un siglo, los otros siglos exigieron más. La empresa del vivir solo le basta comprender su absurdo. Así vuelve a lo necesario, es decir: El hombre es inocente de todo.


No hay pecado porque no hay caída, nadie se cae sin oposición, podemos seguir a Leibniz en que este mundo es el mejor de los mundos posibles por que aún no podemos oponerle nada a lo que denominamos "mejor". Simplemente: Todo lo que es, es mejor.


El mito actual debe fluir desde un nuevo ahora, (porque no todos los "ahora" son nuevos). El presente que desea dejar de serlo y pretende, quiere, ese es el absurdo.



El agnóstico esta sumido en un paréntesis, carga toda su vida con el que al final se obsesiona más de su suspenso que de su objeto.


El ateo es un obrero cognitivo.


El creyente hoy ignora lo que es la fe. El ciego diseño humano no permite la fe. Aun así existe, eso es lo milagroso.


La desesperación se ha vuelto rutina. No hay nada novedoso. La técnica es sólo una opinión con resultados barrocos.


Un enfermo desahuciado y su cotidianidad, he ahí el fiel reflejo de la condición humana. Escenario sin actores. Porvenir vacío. Nada consuela a la idea de la nada, ni siquiera su imposibilidad.

“La bomba atómica comenzó a estallar en el poema de Parménides.” (Heidegger)

La explicación de nuestro decadencia no es ni una guerra ni absolutamente ninguna coyuntura, el origen de nuestra decadencia se forma en el pensamiento. Los ornamentos técnicos sólo han llevado a ese pensamiento a formalizarlo, la razón (ratio) hegemónica frente al pensar relegado.

¿Busquemos entonces una palabra más allá?


lunes, 13 de julio de 2009

Kafka, Diarios (1910-1913)



“… a mi jefe, cuando trata conmigo asuntos de la oficina (hoy el archivador), no puedo mirarle mucho rato a los ojos sin que, contra mi voluntad, aparezca mi mirada una leve amargura, que desvía su vista o la mía. Su mirada, de un modo más pasajero pero más frecuente, porque él no es consciente del motivo, cede al impulso de desviarse hacia otra parte, aunque inmediatamente él hace que vuelva a dirigirse a mí, porque considera el conjunto como una simple fatiga momentánea de sus ojos. Yo me defiendo contra ello con mayor energía, acelero por tanto el desplazamiento en zigzag de mi vista, la deslizo preferentemente a lo largo de su nariz y hacia las sombras de sus mejillas; mantengo a menudo el rostro vuelto hacia él sólo con ayuda de mis dientes y de la lengua en la boca los ojos, pero nunca más abajo de su corbata; sin embargo, mi mirada adquiere inmediatamente toda su plenitud, cuando él desvía los ojos y yo le sigo con precisión y sin consideración.”

Diario

Vuelve la pregunta constante desde mi niñez ¿Qué hago aquí?
En un colegio tratando de educar, lo mejor que he enseñado a los alumnos es no hacer nada en absoluto, me siento orgulloso de ello.

Si todos tuviésemos la visión de Kafka.

¿Como se puede soportar el parloteo de estas señoras de la educación? ¿ Que esperan?

Los aspectos burocráticos de la educación no son mejores que el de la peor oficina de impuestos, pero ni siquiera uno así puede optar a volverse algún tipo de insecto. Aquí uno se vuelve un mamífero par excellence , con toda la desprotección que eso conlleva. No hay literatura sin la desesperación de un caparazón.

Mis modales son muy básicos, mis expectativas casi nulas. Soy un ser orgulloso de si mismo y de que las frases emerjan quizás, no con tanta pulcritud, pero con el maravilloso resplandor del que no desea nada. La terrible caricia de la paz. Ese constante miedo que conlleva la vida cuando no esta sumida en el conflicto, en ese equilibrio que Heráclito llamo pólemos, (por eso los antiguos romanos decían "Si vis pacem, para bellum" ,"Si quieres la paz prepara la guerra") . El bienestar genera en la especie un aletargamiento de todos los sentidos, una musculatura permeable a la fuerza.
Kafka escribe en sus diarios algo que confirma mis expectativas, el de no causar el más mínimo impacto en ningún ser que me considere su maestro.

Sólo el que comprende el absurdo puede educarse.


“Si me pongo a pensarlo tengo que decir que, en muchos sentidos, mi educación me ha perjudicado mucho. Este reproche afecta a una serie de gente: a mis padres, a unos cuantos parientes, a determinados visitantes de nuestra casa, a diversos escritores, a cierta cocinera que me acompañó a la escuela un año seguido, a un montón de maestros, a un inspector escolar, a unos transeúntes que caminaban lentamente, en una palabra, este reproche serpentea por toda la sociedad como un puñal y nadie, lo repito, nadie está desgraciadamente seguro de que la punta del puñal no vaya a aparecer de pronto por delante, por detrás o por un lado.
…A menudo reflexiono y siempre tengo que acabar diciendo que mi educación, en muchos aspectos me ha perjudicado mucho. Este reproche va dirigido contra una serie de gentes que, por lo demás, aparecen todas juntas y, como en las viejas fotografías de grupo, no saben qué hacer unas al lado de otras; ni siquiera se les ocurre cerrar los ojos, y no se atreven a reír a causa de su actitud expectante. Ahí están mis padres, unos cuantos parientes, algunos maestros, cierta cocinera, algunas muchachas de las lecciones de baile, algunos visitante de nuestra casa en los primeros tiempos, algunos escritores, un profesor de natación, un cobrador de billetes, un inspector escolar, y luego algunos a quienes sólo he encontrado una vez por la calle, y otros que no puedo recordar exactamente, y aquellos a quienes no voy a recordar nunca más, y aquellos, en fin, cuya enseñanza, por hallarme entonces distraído, me pasó completamente desapercibida. En una palabra, son tantos que uno debe andarse con cuidado para no citar a uno dos veces. Y frente a todos ellos, formulo mi reproche, hago que, de este modo, se conozcan entre sí, pero no tolero réplicas. Porque he aguantado ya, realmente, demasiadas réplicas, y como me han refutado en la mayoría de los casos, no tengo más remedio que incluir estas refutaciones en mi reproche y decir que, además de mi educación, estas refutaciones me han perjudicado en más de un sentido.” Kafka, Franz - Diarios I (1910-1913)


jueves, 9 de julio de 2009

Lenguaje y Ornamento


Adolf Loos , Muller House (1930)





"...la religión, cada vez y para cada generación, no es otra cosa que la vencida concepción del mundo de la generación anterior o de un tiempo más pasado. Religión es la concepción del mundo o el lenguaje que ya no es la concepción del mundo o el lenguaje del presente. Pero no se muda de intuición del mundo ni de lenguaje como de camisa o como la culebra su pellejo. Un pueblo se cubre de nuevas intuiciones del mundo y de lenguajes como un animal de pelaje nuevo: poco a poco. Y esto da de nuevo una falsa imagen. Pues las nuevas concepciones o lenguajes pueden deformar sólo inapreciablemente el significado y el sonido de las viejas concepciones o lenguajes ... no hay jamás una palabra en el lenguaje nuevo o concepción del mundo, que no tuviera su imborrable historia, que no tuviera un sentido conservador, envejecido, religioso. Por esto, sólo la crítica del lenguaje puede conseguir alguna claridad sobre nuestra propia concepción del mundo."

(F Mauthner. “Contribuciones a una crítica del lenguaje”)



La historia es una suma de malentendidos lingüísticos. Una resolución simple . Una historia al cual se le ha revelado el final y por ende es pesada jugarla.


A los treinta y tres años, edad profundamente necrológica dentro del inventario teológico occidental, sólo he llegado a la conclusión más simple (si es que algo puede concluir), estamos acá, y representamos el universo a punta de metáforas, enamoramos nuestros sentidos, gozamos. Y nada más, no hay mas allá del perímetro, no hay mas en tanto no se puede hablar.


Y la chispa del pensar no necesita más combustible que la angustia, y el límite nos conforma nuestro mundo y el intentar traspasarlo (en quizás una necesidad comprensible) sólo es una especie re-conocer ese límite, las herramientas de uso que tenemos (y que nos han mostrado ese límite ) no aseguran un traspaso coherente a dichos limites.


Entonces volvemos a nuestro mundo, ha sido rayada la cancha y la solución es simple, adonde abarque el pensamiento (lenguaje) es adonde alcanza a escalar mi mundo.


Puedo mostrar pero no necesariamente puedo decir. Ejemplo: las palabras "alma" o "silla", la primera se deja mostrar pero no en su sentido referencial por ende se vuelve vacía y su significado sólo revolotea entre otros significados vecinos, o la segunda que sí se puede decir con todo lo usable y simple de la acción lingüística.


Si dibujamos un cúmulo de rayas sobre un papel, la mente, como perro sabueso , buscará el significado (una nube , un gato , un rostro) pero no podrá adoptar el sin sentido de las rayas puras (incluso el todo abstracto pedirá un sentido ). Igualmente trabaja la mente por ejemplo con la palabra Dios, buscara un referente pero no lo hallara , sólo puede mostrar (como las rayas en el papel) pero no decir.


¿Estos descubrimientos calman? Le quitan todo valor al mundo, no hay ninguna cosa más valiosa que otra, la intención de administrar valor sólo quedaría fuera del alcance de mi mundo. Si nos reconfortamos con nuestro cuerpo orgánico también debemos confortarnos con nuestro cuerpo (mundo) del pensamiento (lenguaje).


En un estado más relajado y estético Adolf Loss pide en “Ornamento y delito” para la arquitectura algo similar. ¿Y si el lenguaje fuese un tipo de arquitectura desgastada por su mal uso?, mal acostumbrado a la pomposidad, al ornamento de las palabras sin sentido, demasiado exigentes , con muchas expectativas.

Descuidar el uso por el ornamento (en el caso del lenguaje: decir algo que se deba callar) Loos pide en Arquitectura , que la forma en cierto modo vuelva a callarse. Nos dice en su polémico ensayo:


“…En el niño, garabatear es un fenómeno natural; su primera manifestación artística es llenar las paredes con símbolos eróticos. Pero lo que es natural en el papúa y en el niño resulta en el hombre moderno un fenómeno de degeneración. Descubrí lo siguiente y lo comuniqué al mundo: La evolución cultural equivale a la eliminación del ornamento del objeto usual. Creí con ello proporcionar a la humanidad algo nuevo con lo que alegrarse, pero la humanidad no me lo ha agradecido. Se pusieron tristes y su ánimo decayó. Lo que les preocupaba era saber que no se podía producir un ornamento nuevo. ¿Cómo, lo que cada negro sabe, lo que todos los pueblos y épocas anteriores a nosotros han sabido, no sería posible para nosotros, hombres del siglo XIX? Lo que el género humano había creado miles de años atrás sin ornamentos fue despreciado y se destruyó…”



Lo esencial no es si existe o no existe (algo absoluto o místico) , sino si podemos decirlo o no. Más que dialéctica un voto de silencio.