lunes, 27 de octubre de 2008

El Flaneur en la playa.

Tony Ray Jones






Martin Parr




Coctelmarx



En la playa hay que ser , en idioma de Baudelaire un flaneur, el paseante que se encandila de todo, que vive en ese asombro artístico a lo que el paseo le ofrece, siempre sentí que ese pasear tenía algo novedoso y que debería tener un nombre propio, por esto es que los franceses ya lo habían apodado así: flaneur, los pequeños burgueses que descubrían la playa en el siglo XIX y de los artistas melancólicos, que de tanto impresionarse a la orilla del mar se volvían un grito del siglo perdido (El Grito de Munch surge precisamente de un paseo a orillas del mar) . Siempre mi máxima ocupación fue de deambulador, el primero que influyó en este sentimiento fue Rimbaud que no conocía la playa hasta que su mentor se la presentó ( aunque este hablara mucho de ella curiosamente sin conocerla) la playa no como balneario , por lo menos no en su época, sino como un centro de desmesura: "Heme aquí en la playa armoricana*. Ya pueden iluminarse de noche las ciudades. Mi jornada ha concluido; dejo la Europa. El aire marino quemará mis pulmones; me tostarán los climas remotos. Nadar, aplastar la hierba, cazar, fumar sobre todo; beber licores fuertes como metal fundido --como hacían esos caros antepasados en torno de las hogueras".

*Aremorica, o País frente al mar , aclaro esto porque mis ojos son hoy en día eso, países cromáticos enfrentados y confusos". El gran viaje al mar no es otra cosa que la lucha táctica contra el spleen.


El fotógrafo Tony Ray Jones me enseñó a hacer fotos de la playa, ¿Qué es la playa? una invención del ocio del siglo XIX. Pero “hay que saber ver en la playa” ¿una especie de fotógrafo armoricano? , otro cazador expone en Chile, Martin Parr, su fotografía es extraña (fotografió Viña para Magnum )

En la libretita anoto:

“La señora tiene a duras penas plata para comprar un suflé para el niño chico y un cigarro suelto, pero lo curioso es que lleva un bolso extraordinariamente llamativo, dice impreso: Festival de Cannes. Uff la ropa usada actúa como extraña performance surrealista en todos estos países pobres”. Esta frase no necesita una imagen , por ende necesita texto. Ya no fotografío porque las palabras tiene un humor más sutil, reverberan incluso cuando ya se han acabado… (En realidad el impuesto del balneario hace subir al sufle a 200 pesos y al cigarro en un 20%. Esta aclaración no impide el sentido de la frase anterior). “¿Pero que hacemos con los bañistas? en The lazy Sunbather Morrissey canta:

El sol quema hasta el centro mismo del planeta

Y no es suficiente, ellos quieren más…

Las religiones caen, niños bombardeados

¿Niños bombardeados? ¿Eso es todo?

Muy bien pero por favor ¿podrían mantener el tono bajito?

porque están despertando

a los que toman sol perezosos…”

Bertoni dice que prefiere infinitamente la playa con gaviotas que con bañistas , se lo leí a Carla Cordua que lo citaba en “partes sin todo”. Una playa con bañistas refleja una patria ociosa a la cual no nos es permitido pertenecer.

En Inglaterra del XIX los médicos higienistas recomendaron los baños de mar como la terapia de moda. El novedoso SPA “salus per aquam”, salud a través del agua, se vuelve en el destino obligado del aristócrata que inventa, a su medida y con sus gestos “La playa”. Alain Corbin señala en "El Territorio del vacío Occidente y la invención de la playa (1750-1840)":

"El bañista y el médico coinciden en exigir al mar tres grandes cualidades : frío, o, al menos frescor , salinidad y turbulencia. El placer nace del agua que flagela".

En el álbum de Viña del Mar, se puede ver en el balneario recién formado decenas de bañistas tomados de una cuerda que va desde la playa y que se interna en el mar, como peces las gentes tomadas del cordel se mojan las piernas temerosas. La verdad es que el flaneur mas que ver la playa vacía , solo ve la relación mística entre el suflé, el cigarro y el playero festival de Cannes, todo unido en una caminata sin sentido , de la mano una madre y su niñito se alejan. Yo me guardo el secreto, o sea deambulo.

Salvavidas...smiths

sábado, 25 de octubre de 2008

Hunter S. Thompson


Por Tom Wolfe.

Hunter S. Thompson era uno de esos pocos escritores que resultan ser lo que parecen. Stephen King, por ejemplo: sus cejas a lo Locos Addams en las fotos de solapa combinadas con los horrores delirantes de sus historias siempre me hicieron pensar en Drácula. Cuando finalmente lo conocí, King estaba en Miami tocando, junto a Amy Tan, en una banda de jook-house llamada Los Remainders. Era un verdadero rayo de sol, pura risa, la imagen misma de la diversión inocente, un Conde Drácula que en la vida real era Peter Pan. Por poner otro ejemplo: Carl Hiaasen, el genio que ha escrito novelas tan sencillas como Striptease, Sick Puppy, y Skinny Dip, es en persona muy inteligente, reflexivo, sobrio, cortés, incluso galante, el caballero sureño más educado que se puede pedir (y yo los pido todo el tiempo y nunca los encuentro).
Pero el caso de Hunter Thompson era distinto: el gonzo –término acuñado por el propio Hunter– que se leía en las páginas de Miedo y asco en las Vegas (1971) y en sus clásicos de la Rolling Stone, tales como The Kentucky Derby is Decadent and Depraved (1970), era el mismo que uno después conocía en persona. Uno no almorzaba ni cenaba con Hunter Thompson. Con él, uno asistía a un evento a la hora de comer.Yo no conocía a Hunter cuando el libro que lo estableció como una figura literaria, The Hell’s Angels, a Strange and Terrible Saga (Los Angeles del Infierno), fue publicado en 1967. Era periodismo de investigación brillante, arriesgado, escrito con un estilo y una voz que nadie había visto ni escuchado antes. El libro revelaba que él había estado presente en una fiesta para los Hell’s Angels organizada por Ken Kesey y los Merry Pranksters, su comuna hippie (en una época en que el término no era “hippie” sino “acid-head” (adictos al LSD). La fiesta sería una escena clave en el libro que yo estaba escribiendo (The Electric Kool-Aid Acid Test). Llamé sin más a Hunter a California, y él me brindó generosamente no sólo sus recuerdos sino también las grabaciones que había hecho en esa primera famosa alianza de los hippies y las bandas de motociclistas “forajidos”, una saga terrible y extraña en sí misma, que culminó con los Rolling Stones contratando a los Angels como guardias de seguridad para un recital en Altamont, California, y los “guardias de seguridad” matando a golpes a un espectador con tacos de billar.
Como agradecimiento, invité a Hunter a almorzar cuando estuviera en Nueva York. Fue un brillante día de primavera de 1969. Resultó ser uno de esos tipos jóvenes, larguiruchos, altos y huesudos, de ojos alarmantemente iluminados, de esos que, según mi experiencia, son más propensos a las explosiones maníacas que cualquier otro tipo de ser humano. Hunter no conversaba con uno sino que hablaba mediante salvas explosivas de palabras sobre un tema determinado. Ibamos caminando por la calle 46 Oeste hacia un restaurante, The Brazilian Coffee House, cuando pasamos por un local de náutica. Hunter se detuvo, se zambulló en el local y emergió con una pequeña bolsa de papel madera. Un sexto sentido, probablemente activado por los ojos alarmantes y la elevación y caída de tres centímetros de la nuez en su garganta, me dijo que no preguntara qué había en su interior. En el restaurante lo dejó sobre la mesa mientras comíamos. Finalmente, el tonto que llevo dentro no pudo con la curiosidad y preguntó: “¿Qué hay en la bolsa, Hunter?”

“Tengo algo que podría vaciar este restaurante en 20 segundos”, dijo Hunter. Comenzó a abrir la bolsa. Sus ojos se habían iluminado a 300 watts.

“No, no importa”, le dije. “¡Te creo! ¡Muéstramelo más tarde!”. De la bolsa sacó algo que parecía un pequeño frasco de espuma de afeitar para viajes, sin tapa, y lo presionó. Entonces sobrevino el sonido más penetrante que había escuchado jamás. No despejó el Brazilian Coffee House. Lo congeló. El lugar quedó tan en silencio que se escuchaba el tic tac del reloj antiguo de la cocina. Los trozos de carne en los tenedores habían quedado suspendidos en el aire. Un mozo que preparaba un cocktail quedó petrificado, sosteniendo la coctelera con ambas manos apenas debajo del mentón. Hunter deslizaba la pequeña lata hacia el interior de la bolsa de papel. Era el aparato de señales de alarma de la Marina, audible a 30 kilómetros en el agua.La siguiente vez que lo vi fue en junio de 1976, en la Conferencia de Diseño de Aspen, Colorado. Para ese entonces Hunter había comprado una enorme granja cerca de Aspen en la que parecía criar principalmente perros viciosos y armas mortales, tales como su Magnum .357. Alardeaba con ellas a modo de advertencia hacia quienes (presuntamente los Hell’s Angels) le habían estado enviando amenazas de muerte. Lo invité a cenar a un restaurante elegante y a una presentación en Big Tent, donde se llevaba a cabo la conferencia. La mujer que pronto sería mi esposa, Sheila, y yo le hicimos nuestros pedidos a la moza. Hunter pidió dos daiquiris de banana y dos banana splits. Una vez que los terminó, llamó a la moza, giró su dedo índice en el aire y dijo: “De nuevo”. Sin dudarlo un instante se bajó los tercer y cuarto daiquiris de banana y los tercer y cuarto banana splits, y partió con un vaso de Wild Turkey en la mano.Cuando llegamos a la carpa, los porteros se negaron a dejarlo entrar con el whisky. Comenzó una ruidosa discusión. Yo le murmuré a Hunter: “Dame el vaso, lo paso bajo mi campera y te lo devuelvo adentro”. Pero eso no le interesó en lo más mínimo. Lo que yo no había entendido era que no se trataba de entrar a la carpa o de tomar whisky. Era el grand finale de un evento, un happening destinado a poner las cosas de cabeza. A la larga, todos fuimos expulsados del lugar, y Hunter no podría haber estado más feliz. La cortina bajó. Al menos por esa noche.Según su visión de las cosas, había cortinas... y cortinas. En el verano de 1988 yo me encontraba en el Festival de Edimburgo, Escocia, cuando un escocés de cabello plateado, agitado pero de todos modos serio y mesurado, se me acercó y me dijo: “Tengo entendido que usted es amigo del escritor norteamericano Hunter Thompson.”Le dije que sí.“Por Dios, se suponía que su amigo el Sr. Thompson iba a dar una conferencia en el Festival esta noche, y acabo de recibir una llamada de él diciendo que está en el aeropuerto Kennedy y que se ha encontrado con un viejo amigo. ¿Qué le pasa a este hombre? ¿Se encontró con un viejo amigo? ¡No hay manera de que llegue acá para esta noche!”“Señor –le dije–, cuando uno compromete a Hunter Thompson para una conferencia, tiene que darse cuenta de que no va a ser realmente una conferencia. Es un evento, y me temo que usted acaba de tener el suyo.”La vida de Hunter, como su obra, fue un alarido largo y salvaje, para usar la expresión de Whitman, de libertad y parodia –alimentada por las drogas– de todas las convenciones sociales que comenzaron en los ‘60. En esa empresa, Hunter fue algo completamente nuevo, algo único en nuestra historia literaria. Cuando incluí un fragmento de The Hell’s Angels en una antología de 1973 llamada El Nuevo Periodismo, él me dijo que no formaba parte de ningún grupo. Que él escribía a lo “gonzo”. Que era sui géneris. Y eso es lo que era.Sin embargo, también fue parte de una tradición centenaria de las letras norteamericanas: la tradición de Mark Twain, Artemus Ward y Petroleum V. Nasby, escritores cómicos que le agregaron a la comedia humana un nuevo capítulo en la historia de Occidente, en particular, en la historia norteamericana, y escribieron de un modo que era parte periodismo y parte memorias personales, combinadas con los poderes de una invención salvaje y una retórica aún más salvaje inspirada por la bizarra exuberancia de una civilización joven. Ninguna categorización abarca esta nueva forma, excepto la palabra inventada por el propio Hunter Thompson: gonzo. Siendo así, Mark Twain fue el rey de todos los escritores gonzo en el siglo XIX. En el XX fue Hunter Thompson, a quien yo nominaría como el mayor escritor cómico en lengua inglesa del siglo XX.

jueves, 16 de octubre de 2008

¿Existe Rene?



El primer “atrevimiento” formal de Rene Descartes parece aparentemente sencillo aunque posee una gran carga simbólica, el “Discurso del método” fue escrito en lengua francesa: “Escribo en Francés , que es la lengua de mi país , y no en latín que es la de mis preceptores , porque espero que los que se sirven pura y simplemente de su razón natural juzgarán mejor de mis opiniones que los que sólo creen en los libros antiguos ; y en cuanto a los que unen el buen sentido con el estudio, únicos a quienes deseo como jueces , estoy seguro de que no tendrán tanta parcialidad por el latín que se nieguen a escuchar mis razones por que las expresé en lengua vulgar”.

Llega un momento que ya nada le parece digno de confianza epistemológica. Físicamente , Descartes se parece a cualquier mortal vulgar , su rostro en su más famoso retrato , el de Frans Hals, me recuerda a cualquier vecino tabernero. Sus rasgos fuertes, su estampa “dartañiana” ¿No podría ser un zapatero acaso?. Fue un pensador cuidadoso, lógico, sólo quería como muchos la verdad, más aún la certeza, entonces propone su método tras criticar todo, desde los viajeros a los historiadores. Bien lo quisieran los budistas como sistema para su clásico cuestionamiento a la realidad, pero Descartes es un perro de presa , a pesar de ser un erudito de tomo y lomo , se rebela contra lo que todos alguna vez nos hemos revelado pero con más pobres argumentos . Los saberes tradicionales, la escuela. Los grandes libros quizás. No como un escéptico barato sino creando el método que cambiaría el pensamiento filosófico, lo orientaría a la modernidad.

Descartes enarbola fuertemente la bandera del pensamiento moderno cuando logra pasar de un objetivismo “ingenuo” a un subjetivismo trascendental. En efecto, más allá del pensamiento del Renacimiento, formal y artístico por el cual occidente cree adentrarse a una modernidad, en una despedida de la fuerte raigambre teológica del medievo, Descartes supera esa empresa porque su humanismo y modernismo radica en un movimiento intelectual, revolucionario en tanto rechaza, en el sentido que lo duda, todo conocimiento recibido. Si para Aristóteles representando el pensamiento clásico, al saber se llegaba por la admiración, ahora y esto es lo que significa la empresa de la ciencia moderna, al saber, a la episteme se llegará por la duda, por la crítica.La duda eso si, no como un rechazo sino como un camino a seguir , como un methodus.

Descartes busca un criterio para juzgar las más diversa teorías, ya que desde su juventud le estaban pareciendo inútiles y desconfiaba de muchas verdades de las cuales había tomado eco. Con este simple hecho se introduce a la idea de la duda .

El conocimiento posee dos fuentes, los sentidos y lo auto elaborado. Las ideas que surgen entonces pueden ser adventicias, facticias e innatas , por eso no tiene menos verdad en palabras de Descartes “si imagino una cabra o una quimera” o sea una idea adventicia de una idea facticia. El error no se encuentra en la ideas sino en los juicios relacionados a ellas.

¿Qué nos puede dar la certeza si en lo que estamos en estos momentos es un sueño y no la obvia vigilia? Si cada vez que soñamos tomamos esa experiencia como verdadera real, porque no hay criterios validos según Descartes para diferenciar ambos estados.

Entonces Descartes toma (inventa) como actor de esa empresa del ardid un ser que se empecina en engañarlo sistemáticamente, no sólo con la realidad enfrentada, sino que más allá, y que en su afán de engaño se cuestionaran incluso hasta las matemáticas de la cuales suponemos más seguridad analítica. Surge así el denominado Genio maligno o Dios engañador. Supongamos que este ser dado su malignidad nos obligara a engañarnos sistemáticamente, que ha dispuesto nuestra naturaleza de tal modo que creemos estar en la verdad cuando realmente estamos en el error. Que invente para nuestro engaño el sol, los árboles, el mar y que estos fuesen meros inventos de este genio que nos quiere hacer creer que la realidad objetiva existe.

Entonces ¿que queda de este devastador panorama?, todo ahora se derrumba. Pero de este derrumbe algo tendrá que quedar y en efecto, claro que ese dios engañador puede derrumbar el cielo, el aire, la tierra, los árboles, pero hay algo que no podrá derrumbar, sino sacar a la luz irrefutablemente, “Yo” , mi existencia en cuanto a ser pensante, res cogitans. Dudo e ahí la clave. En tanto que dudo, incuestionablemente existe un sujeto que duda, aunque de lo que se dude no este claro. Cogito ergo sum, reza la sentencia. Cuando se suspende el juicio, cuando uno no toma partido y se queda en la “idea”, en el pensamiento, es aquí donde mi libertad es tan grande como la de Dios. En el libro IV del Discurso Descartes dice : “…considerando que todos los pensamientos que nos vienen estando despiertos pueden también ocurrírsenos durante el sueño, sin que ninguno entonces sea verdadero, resolví fingir que todas las cosas, que hasta entonces habían entrado en mi espíritu, no eran más verdaderas que las ilusiones de mis sueños. Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: « pienso, luego existo» [Pienso, por lo tanto, existo] era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando”.

Pareciese que tras el giro cartesiano cayéramos en un solipsismo en tanto que sólo mi contenido de conciencia posee existencia, Descartes señala que para que las ideas sean verdaderas tienen tener el criterio de claridad y distinción, en este sentido avanza hacia la próxima sustancia, hacia la perfección, la idea innata, depositada en la naturaleza de la razón, entonces procede a la confirmación de la existencia de Dios.

Descartes no rechaza a Dios pero indudablemente lo concibe ya no como un piso, como se hacía en el Medievo, sino como un horizonte. Esta demostración, y aquí radica su modernidad, va a concebirse desde el cogito.

Descartes recurre a la idea de ser perfecto, sólo en esta idea coinciden esencia y existencia. Dios como idea desde mi imperfección es una idea inmudable. Descartes ya no habla acerca de Dios, medievalmente sino desde Dios. Este es el que garantiza el pensamiento. Estas condiciones están dadas en que Dios es un ser infinito perfecto, de bondad inmensurable, pero no olvidemos que cualquier deducción con respecto a esto viene dado desde el sujeto, cualquier problema ontológico se ha de someter al pensamiento.

Como todo lo que percibimos claro y distinto es verdadero. En el hecho de no existir Dios sería limitado, habría una contradicción lógica.

Yo tengo “la idea” de perfecciones que yo no poseo, pero no tengo el poder de dármelas. Siguiendo esto tampoco puedo en virtud de lo anterior tener el poder de producirme y conservarme a mí mismo. Entonces es “otro” el que me produce y me conserva (tomando sistemas de causalidades medievales especialmente Santo Tomas). Todas estas “ideas” de perfecciones posibles que están en mí entonces están en el que me conserva y me produce. Desde el axioma que dice que el bien mueve necesariamente la voluntad, es imposible pensar que ese ser teniendo la noción de esas perfecciones y el poder de darlas no las posea .Todo lo que yo pueda concebir perfecto como idea, ese otro ser, dados los argumentos lógicos anteriores, las tiene.

Todo este edifico lógico que Descartes extiende sobre el pensamiento no es nada más que un racionalidad desde el sujeto (a pesar que deja la posibilidad de la fe en otro instante, otra dimensión superior).La idea de Dios entonces es intrínseca a mí, por su inmutabilidad. Todas las perfecciones concebibles están englobadas en Dios.

Entonces, para la demostración de la existencia de Dios Descartes complejiza aún más el argumento ontológico de San Anselmo, que en su obra “Monologion” pone a Dios como la máxima idea pensable, ya que siendo la existencia real una perfección, será más perfecto el ser existente en la realidad que otro que posea los mismos atributos pero que sólo exista mentalmente; de otro modo caeríamos en una flagrante contradicción, lo que no puede ser aceptado por la razón. Entonces finalmente la idea de existencia queda implícita en la idea de perfección, pero superando la mirada externa, pensándolo desde el nuevo edificio que marcara el pensamiento moderno, el cogito desde donde todo es percibido y donde desde ahora en adelante se puede ejercer la más infinita libertad.

lunes, 13 de octubre de 2008

Diarios




Dios "malo", borracho, desmedido, frente al Dios padre desangrándose. ¿Que es lo que hacen los tranquilizantes? adormecen nuestras bestias, nuestras sombras. Pero sin ellas no hay creatividad.

*

"Cualquiera que conoce a Dios, lo afecta, lo transforma" C.G Jung


Y nosotros a su vez le afectamos sino no tiene "gracia"


*

Por favor, Dios como “Self” no como ente.

*

Por Avenida Matta un taxista pone a Dvorak; New World Symphony” y me pregunta ¿le molesta?

Una de las cosas más extrañas de mi vida, haber escuchado esa música en la noche, ¿alguien me estará anunciando cosas? Un nuevo mundo. Individuación, aparece la “Sombra pospuesta”. Mi cara en el vidrio es todo lo que puedo ofrecer.

*

“La desaparición de la grandeza , de la calidad y de la sustancia es el síntoma que caracteriza a la edad del nihilismo”. Ernest Jünger .

*

Surrealismo puro en un furgón oxidado que veo pasar frente mío, con un altavoz anuncia desratización, acción antiplagas , garrapatas , arañas de rincón y de fondo increíblemente como un coro genocida le suena Vangelis.

*

La utopía máxima de la modernidad: lo interior versus lo exterior , pequeña fe en la razón . riñendo con lo externo aparecen las cosas. Y eso es todo el misterio , lo interno es una linterna que alumbra cosas. El individuo es una invención de un dividium humillado.





martes, 7 de octubre de 2008

Viña del mar origen y carácter


Diversos estudios han dado cuenta de la configuración urbana de Viña del Mar , preferentemente las propuestas no difieren en su sustancia, Viña surge como un soplo burgués al ajetreado proceso portuario industrial de Valparaíso, aunque en ningún caso se planifica como una ciudad balneario en su origen , ya que nace a su vez al alero de también un proceso industrial, aprovechando sus características naturales, donde la industria azucarera de la CRAV sienta un precedente importante bajo la inventiva de don Julio Bernstein . Esto un año antes de su fundación oficial por don José Francisco Vergara en 1874, este ingeniero liberal que da el fundamento oficial a la ciudad.

Los historiadores han demostrado que el moldeamiento de la ciudad se ha producido por diversos factores en una especie de polución social, económica y urbanística, entre estos factores podemos mencionar : la construcción del ferrocarril de Valparaíso a Santiago -que deja a Viña Del Mar en su sector de tránsito-, el terremoto de 1906 que replantea un urbanismo nuevo tras el colapso y además acoge a Porteños que emigran de Valparaíso por los efectos del sismo que fueron allá aún más radicales , la inauguración del camino costero entre el puerto y Viña y la transformación de clase de sus balnearios adyacentes como Cartagena que obligaron a migrar hacia el norte a la aristocracia invadida por el brote popular de dicho balneario . En este sentido es preciso señalar que el continuum no ha sido abordado muy profundamente en lo relativo a un ethos definitivo – si es que lo existe- asociado a la intervención estatal a fines de los años veinte, específicamente la ley 4283 , redactada bajo el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo.

Es preciso destacar el espíritu político que sella el devenir urbanístico de Viña del Mar en la primera mitad del siglo XX, es decir nos referimos la inyección monetaria producto de la planeación Ibañista y del rol Estatal frente al ethos de Viña, esta estaría reflejada en el espíritu de la ley 4283 promulgada en 1928, que daría amplios beneficios no solamente económicos al desarrollo del emergente balneario, sino también crearía todo un equipo de gestión a su alrededor para llegar a configurar el rostro moderno de la ciudad de Viña del Mar. Esta ley otorgaba a la municipalidad una autorización para contratar un préstamo por 14 millones de pesos, genera la construcción del casino de juegos y crea una junta pro balneario. Se van entonces sucediendo una serie de construcciones que cambiaran el aspecto occidental de la ciudad: El teatro Municipal construido en 1825 pero inaugurado en 1830, el Hotel O’Higgins, inaugurado en 1936; el Palacio Presidencial del Cerro Castillo, construido con fondos fiscales y que fue inaugurado el 31 de enero de 1931, entre otras obras que situaron de lleno a Viña del Mar en una ciudad con un carácter de balneario cosmopolita.

Según la antropóloga Jean Liedloff, “el concepto del Continuum se refiere a la idea de que, para alcanzar un óptimo desarrollo físico, mental y emocional, los seres humanos —especialmente los bebés— necesitamos vivir las experiencias adaptativas que han sido básicas para nuestra especie a lo largo del proceso de nuestra evolución Una cultura que exija a las personas vivir de un modo para el que su evolución no les ha preparado que no llene sus expectativas innatas y que presione, por lo tanto, la adaptabilidad de las mismas más allá de sus límite, esta condenada a dañar la personalidad de sus miembros ”( Liedloff 2006) . Es por esto que reconocemos en este paradigma antropológico diversos paralelos con la evolución urbana, especialmente en lo relativo a la relación ciudad- idea. El lazo que une a la madre con su hijo por años configura un carácter, a su vez existe un lazo que une a la idea con la ciudad y a esta con la búsqueda de su carácter. Más que establecer un error conceptual en el ethos de viña es preciso buscar una especie de “hilo emocional” entre sus diversos rostros e ideas que han ido configurando el hecho urbano.


¿Puede este hilo emocional generar historia material ligada a un ámbito urbano? Ya el célebre historiador del arte Erwin Panofsky nos sorprendía en su ensayo sobre “La arquitectura gótica y la escolástica”, como dialogaba aquella con la idea, es decir, como el radio arquitectónico del nacimiento de la Catedral Gótica se correspondía sorprendentemente con el radio de la “idea”, y como esta arquitectura no se podía pensar en principio alejada del radio geográfico de la Escolástica. Pensamiento (en este caso teológico) y territorio dialogaban casi dependientes en un proceso común, la escolástica es al territorio lo que la arquitectura al pensamiento, por ende poseen una estructura mental común y sus orígenes geográficos similares hacen latente esa estructura. En este mismo sentido la urbanística moderna “ha pensado”, y este pensamiento ha nacido de la rebelión o de la afección de las formas arquitectónicas y sociales que generó la Revolución Industrial. Primero el mismo dueño de la Fábrica consideró que las condiciones de vida y de vivienda son atroces, quiso hacer algo y la planificación urbana resultó un medio eficaz para mejorar este trauma, esto es lo que originalmente creó la utopía socialista del empresario fabril galés Robert Owen que a principio del siglo XIX, buscando una solvencia cooperativista en relación a la relación obrero - empresario sentó el precedente de una nueva mirada al problema Industrial. Posterior a esta reflexión crítica de la planificación urbana los modelos se hicieron aún más específicos, la Ciudad Industrial era un problema no sólo relativo a un mutualismo obrero, sino que era un problema integral que debería abordarse a un nivel global, tanto estético, económico y de gestión. La Ciudad Jardín en su concepto más ortodoxo nace de esta súplica urbana, su mentor fue el reportero (y no en su origen urbanista de academia como se cree) Ebenezer Howard , Británico de cuna, su paso por Estados Unidos no fue en vano, se relacionó con “la idea”, no es casual que en este paso conociera muy bien a Walt Withman y a Ralph Waldo Emerson, los dos mas grandes escritores trascendentalistas -quizás sumando a Thoreau- que forjaron una verdadera filosofía de la naturaleza y que indiscutiblemente lo influyeron en la concepción de su libro fundamental “Garden Cities of tomorrow” (1898) . La idea había sido construida, la ciudad moderna industrial apabullaba no sólo al obrero sino llegaba a las entrañas mismas de la poesía y la literatura, Ebenezer Howard estaba listo para plantear una nueva ciudad, ya no estrictamente para solventar una industria en desorden y aglutinadora sino una ciudad nueva , donde el campo y la ciudad dialogaran (como en la lírica de Whitman y la prosa de Emerson) había que inventar el concepto de “Ciudad Jardín”.

Tenemos el primer rostro definitivo de nuestra ciudad y curiosamente es con este rostro con el que se nombra en primera instancia a Viña del Mar : “La ciudad Jardín” , ¿Pero responde este llamamiento a al idea Howardiana en su correcta ortodoxia? Evidentemente no , como señalamos antes, la propuesta de la ciudad jardín es transversal a la estética , la economía y la gestión , esta desarrollada para que todas estas dialoguen y se equilibren, en este sentido la Ciudad jardín como respuesta al problema urbano industrial es orientada como un todo y no como un mero paradigma estético -paisajista.

¿Es Viña una ciudad Industrial?, su origen la acusa y la vuelve paradójica, Viña en su nacimiento le dio la espalda al mar y tuvo que esperar mucho para que “alguien” (este alguien que nos es querido en nuestro estudio) el Estado, la voltee y la planifique con una intención realmente profunda. Vicuña Mackena ya en su época decía visionario: “Viña esta hecha mas para los rieles que para las olas”. Entonces tenemos una ciudad con parto fabril, pero que se publicita como Jardín sin asumir toda la ortodoxia que la idea requiere, falta entonces determinar cuál es el factor fundamental para que esta ciudad se voltee a lo suyo, que se abra a la playa , que invente su próximo ethos , que se vuelva Balneario.

Los intentos no fueron pocos aunque no muy bien conectados ni sostenidos en el tiempo, Recreo y Miramar en el siglo XIX hablan de una intención balnearia, pero ¿cual es el impulso definitivo?, mas que una intención económica que la hace fabril, mas que una estética que pretende hacerla Jardín y mas que una intención aislada e inventiva de hacerla una playa intermitente , el verdadero impulso la genera una idea , ahora no trascendental ni natural , la idea que Viña se vuelva al mar y que genera su ethos moderno es una “idea jurídica” , una idea estatal.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Mentalidades, fútbol y microtráfico



"Al alba, el rey Francisco I abandonaba el lecho de su amante para volver de incógnito a su castillo. Pasó entonces delante de una iglesia justo en el momento en que las campanas llamaban a los divinos oficios. Emocionado, se detuvo para asistir a misa y rezar devotamente".

Esta anécdota que es recogida en la entrevista del domingo del Artes y Letras por el profesor Eduardo Cavieres (premio nacional de Historia) siempre quiso ilustrar la esencia de lo que significa pensar la historia desde las mentalidades, la anécdota desarrollada en el célebre libro de Philippe Aries “La muerte en Occidente” sirve para ilustrar el abordaje de los historiadores según su posición metodológica. Un historiador e incluso una persona común de la actualidad verían en ese gesto, el del rey Francisco I, un acto de culpa, de un fiel arrepentimiento de un monarca que ha sido iluminado por la moral teológica. Bajo esta mirada el rey actuaría como el hombre de hoy.

Un historiador de las mentalidades no, para este, el rey era tan espontaneo en su moral como en sus devociones teológicas , asume el primer acto amatorio con la misma naturalidad con que conmovido por el llamamiento espiritual, se llena de emoción y entra a la iglesia. En palabras de Cavieres “entraba a la iglesia como en lecho de su amante, con la misma fogosidad inocente”. En la actualidad no se soportaría esa contradicción moral, habría en la consecuencia ética un sine qua non para todo actuar humano. No sólo esto se explicaría por una moral avanzada y dialécticamente mas racional, sino por que respondería a estructuras aún más complejas incluso superando los conflictos de reformas espirituales del siglo XVI, una de ellas quizás, sería que en ese tiempo el amor, en toda su dimensión , ya sea carnal como espiritual tal como hoy lo conocemos, no había sido aún “inventado.”

Reconozco que la primera vez que escuche el proyecto de la historia mental, de psicohistoria , fue de Eduardo Cavieres, también conocí ahí todo la base historiográfica francesa de la escuela de los Annales que desarrollaría una revolución en el campo de la Historia. No sólo por que expandía el método sino que revolucionaba su base: el abordaje de las fuentes, la naturaleza de estas, el trabajo multidisciplinario con las demás ciencias sociales. Ya Lucien Febvre, otro gran integrante de esta escuela declaraba a viva voz este deseo : “La historia se hace, no cabe duda, con documentos escritos. Cuando los hay. Pero, si no existen, se puede, se debe hacer sin documentos escritos. Por medio de todo cuanto el ingenio del historiador le permita usar para fabricar su miel, a falta de las flores habitualmente usadas. Con palabras. Con signos. Con paisajes y con ladrillos. Con formas de campo y malas hierbas. Con eclipses lunares. Con investigaciones sobre piedras, realizadas por geólogos y con análisis de espadas metálicas realizadas por químicos. En una palabra, con todo lo que siendo propio del hombre depende de él, le sirve, lo expresa, significa su presencia, su actividad, sus gustos y sus modos de ser hombre.”

No es casualidad que después de esto nos sea tan llamativo escuchar hablar de Historia médica, Historia social, Historia local, Microhistoria, Biohistoria, Geohistoria, etc. Ya era hora que la Historia complejizara radicalmente sus métodos, todo esto inmerso en la lunática empresa de primero, Fernand Braudel y posteriormente Pierre Vilar de abordar una Historia total.

Dentro de este creativo escenario uno no puede sino empezar a tirar líneas y pienso en el bello libro editado en tres tomos y coordinado por Gazmuri y Sagredo “Historia de la vida privada en Chile”, ¿cuan significativo sería abordar por ejemplo el estudio del fútbol de barrio como el gran cohesionador de la población en los inmigrantes marginales pioneros de la ciudad?. No sólo sería un interesante estudio sino quizás relevante para entender los fenómenos actuales. Lo primeros partidos de Fútbol de tierra se hacían sólo con intenciones amistosas, casi siempre el honor o un premio que podía ser una pelota ,era todo lo que le match arrojaba como éxito. La población recién estaba estableciéndose, recién sacándose la mentalidad de campo a la cual olía , después de las sistemáticas migraciones campo- ciudad, cuando aquél ya no podía sostener más a una muchedumbre que cada vez se empobrecía más y que buscaba mejores horizontes en el ideal semi- industrial de la capital. Existía un concertador de partido que acordaba la próxima fecha , la “Casa Estadio” cerca de Recoleta era el espacio físico donde se reunían todos los clubes para concertar partidos , no había aún asociaciones para establecer ligas deportivas. El espacio vecinal fue fuertemente potenciado por esos primeros clubes de población. Se establece una vida privada y otra pública, que se desprende de la anterior. La población se transforma en un ámbito y adquiere un sentido político, esto fue precisamente lo que el político de los años sesenta buscó, mas que compañeros , mas que ciudadanos , el voto de centro izquierda se buscó ahí, en el nuevo actor social: el “poblador”.

Sería interesante ver que por ejemplo como la ANFA (Asociación chilena de futbol amateur) hoy se preocupa mas de la tercera división como empresa y no sopese en el grito que cualquier dirigente de barrio encumbra hoy por hoy: ¡No hay jugadores! La tarea es descubrir que pasó con “Los jugadores”, por que ese grito que se escucha tanto en Quinta Normal como en Pudahuel, en Cerrillos como en Cerro Navia. Los clubs básicamente son solventados por la última veta de los primeros pioneros, los llamados viejos cracks , tanto así que ya se generan campeonatos exclusivos de esa categoría. Importante quizas sería analizar los curiosas evoluciones de su identidad, como por ejemplo después del golpe militar, estas pequeñas organizaciones de felicidad agacharon la cabeza y cambiaron sus nombres, en mi población por lo menos cinco clubes lo hicieron por evitar connotaciones políticas, de Sol de Septiembre a Sol de América , de Halcones Rojos a Mar Caribe, de 3 de septiembre a Vecinal, etc.

No hay jugadores por que ya no hay pioneros, existe un mercado más vasto y económico para la evasión , en una droga barata y enganchadora que necesita de cada músculo y caloría de la juventud para poder seguir en pie. No hay un orden laboral clásico que respetaba un poco más los domingos y ha entrado fuerte el sistema laboral de los servicios que demanda un trabajador disponible a cualquier hora y a cualquier día. No hay necesidad de sentir una cohesión social en las poblaciones institucionalizada como son los clubes de barrios, sino mas bien la cohesión se genera en y desde la marginalidad y en la anti -institucionalidad de las pandillas. Ahora el uso de suelo se dispara y una cancha de tierra es un pésimo negocio. En suma la población hoy no “soporta” ningún tipo de organización que tenga ese carácter.

Pero siguiendo la primera hipótesis , el de la droga como parte de la explicación a la pregunta ¿Dónde están los jugadores? surge otra curiosa interrogante , si es así, si el poder de la droga es fundamental para comprender el desplome del ámbito político de la población entonces: ¿Por qué continúan viviendo los traficantes de drogas con sus madres?” esto se explica en el capítulo 3 del curioso libro Freakonomics de Steven Levitt , ahí un caso exclusivo de organización que tolera el barrio hoy , ejemplificado en el caso de los comerciantes de crack norteamericanos que asolaron a ese país durante los ochenta (y que en nuestro país tiene como paralelo a los micro traficantes). No había estudios económicos sobre este problema , los economistas no se metían con delincuentes ni estos sabían de economía , alguien se preguntó entonces por ahí: si ganan tanto dinero ¿Por qué siguen viviendo con sus madres? . Las respuestas las encontró un sociólogo inmigrante de la India Sudhir Venkatesh, este junto con Levitt analizaron un cuaderno de cuentas de un narco que por casualidad llegó a las manos del Indio mientras investigaba in situ el tema. Lo curioso que sus investigaciones dieron como resultado que este tipo de organización es lo más parecido en estructura a un McDonald’s: Estricta división del trabajo: Jefes, vendedores que reciben una franquicia por las comercializaciones, soldados encargados de la seguridad, tesoreros y encargados del transporte de la droga. El sueño del microtraficante no se diferenciaba de la campesina de los años cincuenta que quería triunfar en Hollywood, un enorme riesgo a cambio de poca ganancia, esto concluía que las relaciones de producción de estas organizaciones están eminentemente inmersas en la lógica capitalista y que su empresa no les genera las ganancias en relación al riesgo asumido, esto trae como consecuencias una economía poco solida y flotante, que no permite la reinversión y que no les da espacio áque el que les brinda sus madres para vivir.

Entonces con que nos hemos quedado, con un panorama que refleja el tono moderno capitalista, que los barrios han muerto como un ámbito, como lo era la polis griega que supera el mero agrupamiento territorial y reproduce sentido, significados y cultura, lo privado sólo se entiende en relegación irrestricta e individual a la economía personal. Que sólo permanece a un territorio, vaciándose y enmudeciendo (o sea globalizándose), que se debilita y se droga, que se solventa con monedas, que se resiste cada vez más a jugar.

El rey Francisco I ha pensado ingenuamente en el lecho de su amante y en el rezo de la iglesia como actos complementarios, el presente debe entender ese pasado desde una mentalidad y no desde una moral que cree en su correcta actualización, la cancha de futbol debe entenderse a su vez como un intento , desesperado de instaurar un ámbito común , de generar en la población moderna , reducto marginal que llega tarde a la modernidad, como un historia nuestra , tan o mas significativa de lo que la oficialidad histórica política nos habla, hemos de reconocer que la tierra ha sido fatalmente pavimentada y que la organización más común hoy en día en la población aún vive con sus padres.