jueves, 31 de julio de 2008

Notas sobre Rousseau - Mijail Bakunin


“…Hemos visto, desde el principio del cristianismo, hombres santos y rígidos que, tomando la inmortalidad y la salvación de sus almas en serio, han roto sus lazos sociales y huyendo de todo comercio humano, buscaron en la soledad la perfección, la virtud, dios. Han considerado la sociedad, con mucha razón, con mucha consecuencia lógica, como una fuente de corrupción, y el aislamiento absoluto del alma, como la condición de todas las virtudes. Si salieron alguna vez de su soledad no fue nunca por necesidad, sino por generosidad, por caridad cristiana hacia los hombres que, al continuar corrompiéndose en el medio social, tenían necesidad de sus consejos, de sus oraciones y de su dirección. Fue siempre para salvar a los otros, nunca para salvarse y para perfeccionarse a sí mismos. Arriesgaban al contrario la pérdida de sus almas al volver a esa sociedad de que habían huido con horror como de la escuela de todas las corrupciones, y una vez acabada su santa obra, volvían lo más pronto posible a su desierto para perfeccionarse allí de nuevo por la contemplación incesante de su ser individual, de su alma solitaria en presencia de dios solamente.

Este es un ejemplo que todos aquellos que creen todavía hoy en la inmortalidad del alma, en la libertad innata o en el libre arbitrio, debían seguir, por poco que deseen salvar sus almas y prepararlas dignamente para la vida eterna. Lo repito aún, los santos anacoretas que llegaban a fuerza de aislamiento a una imbecilidad completa, eran perfectamente lógicos. Desde el momento que el alma es inmortal, es decir, infinita por su esencia, libre y de sí misma, debe bastarse. Únicamente los seres pasajeros, limitados y finitos pueden completarse mutuamente; el infinito no se completa. Al encontrar a otro, que no es él mismo, se siente, al contrario, restringido; por tanto, debe huir, ignorar todo lo que no es él mismo. En rigor, he dicho, el alma debía poder pasarse sin dios. Un ser infinito en sí no puede reconocer otro que le sea igual a su lado, ni menos aún que le sea superior por encima de sí mismo.

Todo ser tan infinito como él mismo y distinto de él, le pondría un límite y por consecuencia haría de él un ser determinado y finito. Reconociendo un ser tan infinito como ella, fuera de sí, el alma inmortal se reconoce por tanto, necesariamente, un ser finito. Porque lo infinito no es realmente tal más que si lo abarca todo y no deja nada afuera de sí. Con mayor razón, un ser infinito no podrá, no deberá reconocer otro ser infinito y superior. La infinitud no admite nada relativo, nada comparativo; estas palabras, infinitud superior e infinitud inferior, implican, pues, un absurdo. La teología, que tiene el privilegio de ser absurda, y que cree en las cosas precisamente porque son absurdas, ha puesto por encima de las almas humanas inmortales y por consecuencia infinitas, la infinitud superior, absoluta de dios.

Pero para corregirse, ha creado la ficción de Satanás, que representa precisamente la rebelión de un ser infinito contra la existencia de una infinitud absoluta, contra dios. Y lo mismo que Satanás se ha rebelado contra la infinitud superior de dios, los santos anacoretas del cristianismo, demasiado humildes para rebelarse contra dios, se han rebelado contra la infinitud igual de los hombres, contra la sociedad”.

martes, 22 de julio de 2008

«Todos los días deben ser santos para mí»


Siempre escucho, como si la fonética tuviese un hábito, que de cada tormenta polémica se saca una fábula. Parece que se es platónico aunque se lo ignore (y el ignorarlo es su fortaleza) , es decir, poner en el mismo establo lo bello y lo bueno. Es imposible que el gusto de lo bello, una especie de veleta moral, se separe de lo bueno.

El peor dictador, el peor asesino, quizás sea el mas vivaz, esté mas al tanto de lo “inteligente”, de “lo sabio” ¿Por qué no?, el bosque arrasado, estéril, humeante por el reciente incendio es quizás el paisaje perfecto, la obra más “hermosa”. El arte más cruel, más maligno, quizás sea el más bello.

Ese es el panorama de hoy, la filosofía clásica ha abogado que el “mal" es “ignorancia” y que lo “bello” es “bueno”. Sólo se ha preocupado de matrimonios y por eso es el vehículo más poderoso para abandonar al cuerpo. “Todo lo bueno será bello” todo cuerpo será desconfiable. Todo es unilateral, el gran amor a la única mirada, objetivar, pasar por alto la vida, relegarla a un paréntesis lógico. Pero en esa mirada no hay espacio para nuestros ojos, no hay espacio para el que santifica la vida y que sabe que esta se inunda de ojos, y más aún ¡se inunda de voluntades! Al fin y al cabo sólo admiramos lo que no soportamos.


*

Todo se vuelve insoportable por ende agarra interés.


*

La Historia cuando quiere ser moral naufraga, pero sin embargo no se escribe Historia sino para levantar discursos morales, no hay acto puro, todo se sobrepasa con mayor crueldad. La mejor Historia es la que se escribe a punta de olvido.


*

El deseo objetivo es una especie de chiste cósmico


*

El concepto aturde, la gramática es el nido metafísico del hombre, a roer el útero, a nacer al revés.


*

Ya hemos amado demasiado a la vida, ¿que esperamos ahora? que por fin la Verdad sea verdad. Que el universo no sea más que nuestro fuerte grito que de-vuelve todo.

*

Es por que el mundo se me ha caído tantas veces que he aprendido a amar al desfallecimiento y a ver el error en todo lo estático, en todo lo firme, es decir en todo “significado” gratuitamente externo.


*

Por que todo éxtasis vuelve al terreno de lo racional es que es imposible pensar en iluminación de ningún tipo. Cuando una experiencia “se vuelve oro”, el lenguaje la retrotrae a los hombres como plomo. Cualquier experiencia divina es in-dividual, DIOS es UNO mismo.


*


La vida como temor a la Vida crea una belleza hereje, un alma. La vida como amor crea una belleza sublime, el cuerpo, que sale del olvido milenario, y esta listo para “sufrir “(suffere), sostener, sostenernos, ¡afirmarnos!


martes, 15 de julio de 2008

Diarios

Julio 14

Antes siempre pensaba que me iba a sacar 200 millones de pesos en la lotería y posteriormente regalaría todo, hasta el último peso, en un acto inédito en la Historia Humana, y la noticia daría la vuelta al mundo y los periódicos en todas las lenguas escribirían en primera plana: “El gueon más grande del mundo”, pero tras ese impase algo nuevo pasaba , extraño en el mundo , como la sensación de cuando te cuentan el final de una película.

*

Un capítulo de la Biografía de Enrique VIII se titula: “El hombre más raro que vivió en su tiempo”.

*

En la pasarela el vagabundo me pide siempre plata , en cien veces jamás le he dado, cuando le dí 200 pesos, me sentí bien y por eso mismo me sentí egoísta.

*

Comí porotos graneados en lata , como esa típica forma de envasar de los gringos , y que Warhol hizo célebre en las sopas Campbell. Un sabor horrible y dolor de estómago toda la tarde. Jamás el poroto graneado debería enlatarse y menos pintarse.

*

En el club Máscara de Valparaíso sólo moví la cabeza con Ian Brown, Fear y Nirvana, Lithium. ¡Cuanto tiempo ha pasado! y cerveza ni hablar….

*

Además sino fuera por el sólo de Slash en Sweet Child O'Mine que escuche cuando chico hoy sería devoto de Cristian Castro.

*

El hombre es metafísico por esencia como dice Heidegger en ¿Qué significa pensar?, si el animal como sensible es físico , el hombre como animal rationale y suprasensible es metà ta fnsicá. Es simple , por ejemplo Colo Colo es una institución indiscutiblemente metafísica , una construcción simbólica que supera a Caszely y el Pato Yáñez por separado, por eso el hincha dice sabiamente : “los jugadores pasan la institución permanece” y sacraliza lo metafísico que hay en Colo Colo. Colo Colo es rationale. (Aunque no lo parezca). El Hombre debe ser un puente y un ocaso para la venida del Superhombre al cual dudo que le guste el fútbol.

*

Me acuerdo que soy así por un esfuerzo de niño , incomprensible , obligatorio, solito y muy joven fui a ver a BB King, como si fuera un trabajo , por eso , en completa soledad de su concierto, sentía una obligación que superaba el gusto. También me acuerdo que fui al cine a ver “Pierrot el Loco” de Godard. De ambas funciones salí muy tarde, con las manos en los bolsillos sin explicarme por que lo hacía. ¡Por Dios! ¿Quién cuidaba a ese niño de adonde andaba metido?

lunes, 14 de julio de 2008

Diarios

Julio 11


En el bus hacia Santiago escuché un susurro en el asiento de atrás, estábamos por llegar y el tipo tras hablar por teléfono le dijo a su novia:- “El metro llega hasta Universidad de Chile nomás por que se tiró un gueón”. Cuando bajamos y entramos al metro un parlante confirmó la noticia, aunque sólo señaló que el recorrido llegaría hasta Universidad de Chile sin dar mayores explicaciones. El tipo del comentario se vio tranquilo ya que por lo visto su destino estaba antes de la estación “donde se tiró el gueón”. Yo no podía creer que el Universo siguiese funcionando, que no se produjese un caos. Al bajar al andén, ya casi desesperado, vi un anuncio publicitario del DIBAM , quizás para promover sus bibliotecas, que decía algo que me confirmaba que el Universo en un momento así se alinea , se paraliza, se convoca y aunque nadie lo notaba y de una forma muy sutil se podía leer: “En dos estaciones más adelante deambula un señor de triste figura”.

*

Alberto Fuguet se esfuerza en hacernos creer que Norteamérica es cool, que esta al día , que puede poner temas culturales, siempre esta al tanto, si no es por el último show televisivo Yanqui es por su arquitecto de culto Kulczewski, o es por que ama esas libretas de apuntes carísimas de escritores llamadas Moleskines (usadas por Van Gogh, Matisse y Hemingway) y que el mercado chileno recién se ha encargado de importar. Fuguet es el hombre de nuestro tiempo, ¿que más podemos pedir? Parece que escribir es sólo “estar al tanto”. Tanto así que esto lo escribo en una “Moleskine barata” , de esas que regala el detergente en el supermercado.

*

¿De adonde viene la niebla?, abro la ventana, respiro hondo en la terraza, en la radio suena Travis:

Why does it always rain on me?, Is it because I lied when I was seventeen?*

*¿Por qué siempre llueve en mí?, ¿Es que me dormí cuando tenía diecisiete años?

-Claro, de ahí viene la niebla.

*

La idea es palpar los sentidos, divisarlos en la lejanía como una especie de ganado que me pertenece, pero que sólo por esa lejanía es que me pertenecen, yo circulo por este campo delimitado de la “razón” (la Razón es un campo y los sentidos su ganado), que es un camino, un puente y a su vez esta destinada ha inmolarse cuando ha cumplido su objetivo. Luego de esto la adicción a “la respuesta” es sólo un juego.




jueves, 10 de julio de 2008

Diarios

Julio 8

He buscado por todas partes los Carnets de Camus (1942-1951), una obra que he leído fragmentariamente de la cual guardo una frase que dice : “Escribirlo todo, como venga”. Este alcance lo cita Bertoni para su prólogo de “Rápido antes de llorar” que a su vez es una frase de Samuel Beckett. Pensarse a medias entre la cotidianidad doméstica y las grandes filosofías de los cráneos históricos. Gran método, gran escuela.

*

Tomé sin necesidad un gran Alprazolam escuchando a Jack Kerouac: “October in the Railroad Earth”. Vi como se iban casi imperceptible los barcos con sus fumarolas. Un amigo en la playa, me relata las distintas características de los barcos. “Ese lleva autos me dice, ese otro fruta, este …petróleo”. Esta volao y no le creo. Las formas no son confiables para hacer un juicio serio de comercio internacional.

*

La mejor escuela de literatura en principio ese es hermoso Libro de Borges “Prólogos con un prólogo de Prólogos”. También el “Borges oral” y “Biblioteca personal” , todo inscrito en el volumen cuarto de su obra completa, de aquí me deleito , loco, con sus criticas al Historiador Edward Gibbon , del místico de la carne Emanuel Swedenborg (Mysticals Works) , Maurice Maeterlinck y la inteligencia de las flores, Carlyle y Emerson y sus distintas formas de apreciar al héroe, Las dinastías de los Huxley y Henri Michaux.

¿Un vasito de vino y Deadbelly que más se le puede pedir al invierno?

*

Un angustiado entró al club y se robó la única copa que yo había aportado como jugador en infantiles ¿Por qué precisamente tuvo que ser esa?

*

Con mi abuelo y un tío jugamos toda la tarde dominó con un jarrón de vino “Lomas de Cauquenes”. Aprendí algunas frases del dominó como: “Putita nueva” o “Bajito vuela el zorzal”.

*

Mientras abría un tarro de choritos me acordé la última vez que fui al mercado central en la madrugada y le reparé al de la mesa vecina que le estaba echando azúcar a su plato de almejas: ¡y me echo la media espantaita!


*


Ordenando el cuarto encontré mis viejos pantalones blancos de chulo pero que yo creía que eran de McCartney.

*

¿Por que Ivelic pone en el Bellas Artes “La tentación de San Antonio” de Claudio Bravo en la sala colonial? Su ironía curatorial es demasiado Hiperrealistamente obvia , ¡si hasta el guardia se siente un poco descompuesto!

*


¿Habrá una especie de acto sagrado al mear piedras?

*


A no hacer de la cultura una “Institución”, dejarla solita como la enredadera en la humedad.

*


A Marx se lo estudia con la garganta.

*

Ví “Doctor Insólito” y “Lolita” de Kubrick de un tirón, intenté cerrar la función con una reflexión pero sólo pude pensar en Peter Sellers.

*


Entre la oscuridad tremenda de la angustia nocturna veo como se enfrentan Robespierre y Danton en la película de este mismo nombre. Ciudadano, República, Revolución, todo eso genera un poco de frío que soluciono a duras penas con una vieja frazadita.

*


Dolor de riñón y Montaigne que es casi lo mismo.


*


Sigo adelante, sin refutación. Una señora vendiendo calzones rotos en el suelo del paso nivel, con una biblia, asombro teológico, para venderme no suelta por nada las escrituras, con la otra mano actúa. Es el viejo sermón de la montaña (Mateo 6:3)

lunes, 7 de julio de 2008

Fotografiando perros ...Antonio Quintana (1904-1972)



¿Que tienen los perros que son tan fotografiables? , ordenan el equilibrio orgánico del encuadre, dan un acento de presencia vaga, de un pensamiento doméstico que acompaña cualquier gesto, composición. En el Prólogo del libro fotográfico de Antonio Quintana el escritor José Miguel Varas relata la anécdota de cuando en un café él y otros contertulios observaban por la ventana de como un perro quiltro y vulgar, chileno hasta rabiar, tranquilamente se acomodó, tras pasar indiferente por enfrente de ellos levantó la pata trasera y meó. Todos los contertulios quedaron ensimismados ante ese pequeño y quiltro acto, el “filósofo” del grupo, según Varas sólo exclamó en voz baja: “Lo que es el perro ah”. “Hubo un largo silencio –relata Varas – en el que cada uno pensó (probablemente) en la vida sin historia del perro, en la infinita libertad del perro callejero, en la eterna disponibilidad del perro, en su absoluta disposición existencial a asumir en todo momento su situación".

Este “filósofo” que ilustraba en esa corta seca e hilarante frase la cotidianidad inconsciente del perro era el gran fotógrafo Antonio Quintana. Dentro del grupo estupefacto estaba un Neruda que no podía parar de reír por la improvisada frase. Varas relata que durante el exilio del poeta se sucedían las cartas y telegramas que sólo decían “lo que es perro” , se hizo una especie de sociedad secreta en torno a esa frase que hacía reír a todos.

Entonces ¿que tiene los perros que hacen una fotografía tan chilena , tan filosófica , tan profunda?. Al mismo tiempo que crean un especie de discurso ,generan una composición angelical , un ritmo perfecto, una estética chilena.

En el libro Antológico de Antonio Quintana se puede pensar sobre esto y mucho más , el gran maestro de la imagen de este país genera con popularidad y profundidad el Ethos del chileno. Sus motivos eso si, superan el filosófico dilema canino, Antonio Quintana observa que el país se “construye” y esta arquitectura la hace el obrero, al igual que Tina Modotti fotografía “manos” (¿Quién hoy podría fotografiar manos sin caer en un berrinche semántico?) pero no solamente se queda en esa arquitectura, en su fotografía “El volantín” (1945) , cuatro niñitos en primer plano de un cerro de Valparaíso tratan de encumbrar con éxito sus volantines, con una organización férrea al fondo otros tres se preparan, uno mirándonos y organizando el intento aéreo, los otros esperando el éxito del viento, pero lo mas significativo: un perro sano y asoleado en el extremo inferior derecho. Con majestuosidad de León de barrio sólo nos observa , sólo esta ahí por que no tiene Historia (Igual que el juego volantinero ) casi se cae del encuadre de Chile. Pero todo la estética de la foto insiste: ¡Hay Historia! , los pantalones impecables del niñito (subidos gracias al suspensor hasta la mitad de su torso), los zapatitos de viejo, impecables, el resplandor del tiempo capturado, la fotografía en blanco y negro es la red taxonomista del cazador de insectos. Lo que cae ahí se “intemporiza” por unos segundos y luego decanta en una antropología de nuestro Chile , de una cultura ya extinta, esa foto nos causa en nuestro espíritu el suspiro de Quintana : “¿…Lo que es el perro?”.

Puedo ver a Chile del perro desinteresado tal como veo a Francia en el beso de Dosnieau. Es una de las fotografías que mas amo, eso sí, no caería en la típica antología del niño moquillento latinoamericano, porque los elementos y su disposición lo salvan de ser sólo una protesta superficial, es puro arte. Hace un intento sociológico de dar un espíritu a la nación, a lo mas cotidiano y humilde de ésta, por ende lo mas espontáneo y humorístico, por que no solamente retrata sino efectivamente “filosofa”. La estética del pueblo es única y no es masa , por eso el ferrocarril se asoma entre la pierna cortada y la muleta del “Guarda agujas” (1940) , otra nos muestra el barrio cercano a la iglesia de la Matriz en Valparaíso (en el cual hoy cuando intento hacer una fotografía se me advierte demasiado insistentemente por la vecinas: ¡joven cuidado con la cámara!) allí, fotografía una indiferente vendedora de verduras y en “El jinete porteño” (1956) retrata la estampa de un viejo cabalgador bajando por el cerro ante el asombro mágico de los niños que se desparraman por la cuadra.

Sus fotografías asombran, son “demasiado” chilenas, hoy incomodarían, la tradición es ingenua y la cultura de pueblo se extravía en la homogeneidad del edificio y de la Nike. ¿Quién podría hoy preguntarse ensimismado lo que es el perro? En una de sus fotografías sobre el campo chileno vemos a dos jinetes sureños afuera de una triste cantina . La cantina espera a los huasos con el siguiente letrero: Somos? o no somos! así ,intercalando la exclamación y la pregunta, he ahí el detalle , la filosofía , la fotografía que detalla nuestro ser de museo, es entonces una gran pregunta exclamada.

El Dolor


En 1867 Dostoievski en un museo en su paso por Basilea queda impresionado por el retrato de Holbein “El Cristo muerto”, declara ese apesumbrado sentimiento estético-extático de un hombre que no está acostumbrado a la representación occidental y que sólo conoce la iconología cristológica impecablemente rusa y declara : "el cadáver de un hombre lacerado por los golpes, demacrado, hinchado, con unos verdugones tremendos, sanguinolentos y entumecidos; las pupilas, sesgadas; los ojos, grandes, abiertos, dilatados, brillan con destellos vidriosos"…Un cuadro así puede hacer perder la fe." . La naturaleza ha “pasado” por un CUERPO, si el más grande, Dios, el que ha creado la naturaleza para actuar y definir, al mismo tiempo “la padece” de una forma tan extrema y lacerante entonces ¿que podemos creer? El sufrimiento ha sido en fin un discurso neurológico, una señal y profecía en el cuerpo, en las venas. Si hasta en el mas grande acontecimiento humano actúa la mecánica, ¿entonces para que la fe?

Por esto es que toda carnicería necesita un narrador, de cada enfermo que conocí en ese pabellón de cancerígenos del hospital que visite por varios meses, extraje una deuda común con el cuerpo, cada cual sentía el dolor con su distinto carácter, como una presencia misteriosa, como un pequeño demonio instintivo. De cada enfermo saqué un misteriosa flor de dolor, comprendí que todo sufrimiento es asunto eminentemente nuestro, el dolor es cosa humana a resolver o por último a padecer en total desesperación y desamparo, el desamparo orgánico. ¿Y dios? , Dios a lo más es un motor sin deuda. El dolor es un “asunto” y no una teología.

El tema del dolor se volvió cada vez mas científico, de hecho el hospital editaba una revista llamada precisamente “El dolor”, que en principio abordaba el tema exclusivamente desde el punto de vista neurológico pero que le era inevitable vislumbrar su filosofía, desentrañar la esencia de su presencia, no sólo como un asunto de “cableríos” e instalaciones sino como un instrumento del padecer. El enfermo del extremo de la sala comenzaba a retorcerse, tenia un extraño tumor , en el viaje de esa pulsión neurológica hasta el analgésico morfinómano que proveía la enfermera había todo un “vía crucis” , un aspecto extático de algo misterioso, un dolor físico de tal magnitud que le era imposible transformarse en espiritual.

Yo visitaba a mi primo con un cáncer temible e irreparable, él me hacia brindar a regañadientes con líquido de contraste de un horrible sabor yodado que me repelía, tomaba igual ese líquido por que nada importaba. Cuando venia el “Dolor” descrito así como un señor profundo y eterno y no como el significado plural de “dolores” algo inocente y trivial, quizás yo era el único que no le daba esperanzas, me quedaba en un rincón sin culpar a nadie, dejaba que el gran dolor hiciera su trabajo en ese cuerpo, esperando que se retirara una vez cumplida su misión, me acuerdo que el rezaba por algunos minutos de apaciguamiento. Yo no.

La lógica es un estado de esclavitud, una herramienta de oro que no permite pensar lo invisible, por ende todo dolor es necesario hacerlo manifiesto, abordarlo, re-conocerlo. El “sufrimiento” es una especie de arquitectura del dolor y este sería su ingeniería. El sufrimiento cree superar lo neurológico y por ende actúa como concepto, pera nada lo separa de algo eminentemente orgánico.

La historia de la humanidad ha sido la búsqueda incasable de un analgésico, cada dolor orgánico se hace consciente y se transforma en “Sufrimiento”, para llevar a cabo el proyecto del cuerpo es necesario conocer su biblia, el dolor. Los doctores tratan de explicar su ingeniería editando su revista, yo intento que el sufrimiento y su conceptualización no abarque más allá del CUERPO. No salga de los nervios, no vuele, no voltee la cara, en suma no reniegue de su mundo ni de su cuerpo.

La total ausencia de dolor es un vacío, es un dolor sin nervios, por ende peligrosamente inmutable. Saliendo del tiempo y vaciándose todo “asunto” cesa. El acaecer que es nuestro verdadero rostro se derrumba, ya sin dolor, sin pensamiento y sin cuerpo no hay nada por que se tiene todo. El pantano blanco sacrifica todo lo logrado, todo lo sufrido, somos por fin nada. El gran libro de la “materia” cae engañado.

martes, 1 de julio de 2008

El pequeño Japhy Rider



El vagabundo de Santa Teresita fue el primer Vagabundo del Dharma auténtico que conocí, y el segundo fue el número uno de todos los Vagabundos del Dharma y, de hecho, fue él, Japhy Ryder, quien acuñó la frase. Japhy Ryder era un tipo del este de Oregón criado con su padre, madre y hermana en una cabaña de troncos escondida en el bosque: desde el principio fue un hombre de los bosques, un leñador, un granjero, interesado por los animales y la sabiduría india, así que cuando llegó a la universidad, quisiéralo él o no, estaba ya bien preparado para sus estudios, primero de antropología, después de los mitos indios y posteriormente de los textos auténticos de mitología india. Por último, aprendió chino y japonés y se convirtió en un erudito en cuestiones orientales y descubrió a los más grandes Vagabundos del Dharma, a los lunáticos zen de China y Japón. Al mismo tiempo, como era un muchacho del Noroeste con tendencias idealistas, se interesó por el viejo anarquismo del I.W.W [1], y aprendió a tocar la guitarra y a cantar antiguas canciones proletarias que acompañaban su interés por las canciones indias y su folklore. Le vi por primera vez caminando por una calle de San Francisco a la semana siguiente (después de haber hecho autostop desde Santa Bárbara de un tirón y, aunque nadie lo crea, en el coche conducido por una chica rubia guapísima vestida sólo con un bañador sin tirantes blanco como la nieve y descalza y con una pulsera de oro en el tobillo, y era un Lincoln Mercury último modelo rojo canela, y la chica quería bencedrina para conducir sin parar hasta la ciudad y cuando le dije que tenía un poco en mi bolsa del ejército gritó: “¡Fantástico!”). Y vi a Japhy que caminaba con ese curioso paso largo de montañero, y llevaba una pequeña mochila a la espalda llena de libros y cepillos de dientes y a saber qué más porque era su mochila pequeña para “bajar-a-la-ciudad” independiente de su gran mochila con el saco de dormir, poncho y cacerolas. Llevaba una pequeña perilla que le daba un extraño aspecto oriental con sus ojos verdes un tanto oblicuos, pero no parecía en modo alguno un bohemio (un parásito del mundo del arte). Era delgado, moreno, vigoroso, expansivo, cordial y de fácil conversación, y hasta decía hola a los vagabundos de la calle y cuando se le preguntaba algo respondía directamente sin rodeos lo que se le ocurría y siempre de un modo chispeante y suelto…



[1] Industrial Workers of the World (Obreros Industriales del Mundo)


Jack Kerouac "Los vagabundos del Dharma"

Algunos Pareceres de Nietzsche


Por Jorge Luis Borges

11-2-1940


Siempre la gloria es una simplificación y a veces una perversión de la realidad; no hay hombre célebre a quien no lo calumnie un poco su gloria. Para América y para España, Artur Schopenhauer es primordialmente el autor de El amor, las mujeres y la muerte: rapsodia fabricada con fragmentos sensacionales por un editor levantino. De Friedrich Nietzsche, discípulo rebelde de Schopenhauer, ya observó Bernard Shaw (Major Barbara, Londres, 1905) que era la víctima mundial de la frase "bestia rubia" y que todos atribuían su renombre y limitaban su obra a un evangelio para matones. A pesar de los años transcurridos, la observación de Shaw no ha perdido en validez, si bien hay que admitir que Nietzsche ha consentido y tal vez ha cortejado ese equívoco. En sus años finales aspiró a la dignidad de profeta y sabía que ese ministerio es incompatible con un estilo razonable o explícito. El más famoso (no el mejor) de sus libros es un pastiche judeo-alemán, un prophetic book más artificial y harto menos apasionado que los de Blake. Paralelamente a la composición de su intencionada obra pública, Nietzsche apuntaba en otros cuadernos los razonamientos capaces de justificar esa obra. Esos razonamientos (y toda suerte de meditaciones afines) han sido organizados y editados por Alfred Bacumler y componen dos tomos de cuatrocientas y quinientas páginas cada uno. La obra general se titula -algo torpemente- La inocencia del devenir y ha sido publicada en 1931 por Alfred Kröner. "En los libros publicados", escribe el editor, "Nietzsche habla siempre ante un adversario, siempre con reticencias; en ellos predomina el primer plano, como lo ha declarado el mismo autor. En cambio, su obra inédita (que abarca de 1870 a 1888) registra el fondo de su pensamiento, y por eso no es obra secundaria, sino obra capital."

Este fragmento -el 1072 del primer volumen- es un testimonio patético de su soledad: "¿Qué hago al borronear estas páginas? Velar por mi vejez: registrar para el tiempo, cuando el alma no puede emprender nada nuevo, la historia de sus aventuras y de sus viajes de mar. Lo mismo que me reservo la música para la edad en que esté ciego."

Es común identificar a Nietzsche con las intolerancias y agresiones del racismo y elevarlo (o denigrarlo) a precursor de esa pedantería sangrienta; veamos lo que Nietzsche -buen europeo, al fin- pensaba hacia 1880 de tales problemas. "En Francia -anota- el nacionalismo ha pervertido el carácter, en Alemania el espíritu y el gusto: para soportar una gran derrota -en verdad, una definitiva- hay que ser más joven y más sano que el vencedor."

La reserva final no debe impulsarnos a creer que las victorias de 1871 lo regocijaban con exceso. El fragmento 1180, del segundo volumen declara: "Para entusiasmarnos por el principio, Alemania, Alemania encima de todo, o por el imperio alemán, no somos lo bastante estúpidos"; poco antes observa: "Alemania, Alemania encima de todo, es quizá el lema más insensato que se ha propalado jamás. ¿Por qué Alemania -pregunto yo- si no quiere, si no representa, si no significa algo de más valor que lo representado por otras potencias anteriores? En sí, es sólo un gran Estado más, una bobería más en la historia."

El antisemitismo lo mueve a las siguientes observaciones: "Encontrar un judío es un beneficio sobre todo cuando se vive entre alemanes. Los judíos son un antídoto contra el nacionalismo, esa última enfermedad de la razón europea... En la insegura Europa son quizá la raza más fuerte: superan a todo el occidente de Europa por la duración de su proceso evolutivo. Su organización presupone un devenir más rico, un número mayor de etapas que el de los otros pueblos... Como cualquier otro organismo, una raza sólo puede crecer o perecer: el estancamiento es imposible. Una raza que no ha perecido, es una raza que ha crecido incesantemente. La duración de su existencia indica la altura de su evolución: la raza más antigua debe ser también la más alta. En la Europa contemporánea los judíos han alcanzado la forma suprema de la espiritualidad: la bufonada genial.

"Con Offenbach, con Enrique Heine, la potencia de la cultura europea ha sido superada: las otras razas no tienen la posibilidad de ser ingeniosas de esa manera... En Europa son los judíos la raza más antigua y más pura. Por eso la belleza de la mujer judía, es la más alta."

Examinado con alguna imparcialidad, el párrafo anterior es muy vulnerable. Su propósito es refutar (o molestar) al nacionalismo alemán; su forma es una afirmación y una hipérbole del nacionalismo judío. Este nacionalismo es el más exorbitante de todos; pues la imposibilidad de invocar un país, un orden, una bandera, le impone un cesarismo intelectual que suele rebasar la verdad. El nazi niega la participación del judío en la cultura de Alemania; el judío, con injusticia igual, finge que la cultura de Alemania es cultura judía. Por lo demás, el pensamiento de Nietzsche debe haber sido más imparcial que sus afirmaciones; sospecho que se dirigía, in mente, a alemanes incrédulos e indignables.

En otro lugar escribe proféticamente: "Los alemanes creen que la fuerza debe manifestarse por el rigor y por la crueldad. Les cuesta creer que puede haber fuerza en la serenidad y en la quietud. Creen que Beethoven es más fuerte que Goethe; en eso se equivocan."

Este fragmento -el 1168- no carece tal vez de actualidad y aun de futuridad: "Todos los verdaderos germanos emigraron; la Alemania actual es un puesto avanzado de los eslavos y prepara el camino para la rusificación de la Europa". Inútil agregar que esa doctrina puede congregar escasos prosélitos en la Alemania de hoy. El país está regido por germanistas que preconizan la anexión de ciertos vecinos porque son de raza germánica y de ciertos otros vecinos porque son de raza inferior. Esos peligrosos etnólogos afirman un predominio germánico en Escandinavia, en Inglaterra, en los Países Bajos, en Francia, en Lombardía y en Norteamérica: hipótesis que no les prohíbe atribuir a Alemania la exclusiva representación de esa ubicua raza.

En otro lugar dice Nietzsche: "Bismarck es un eslavo. Basta mirar las caras de los alemanes: emigraron todos los que tenían sangre varonil, generosa; la lamentable población que no se movió, el pueblo de alma servil se mejoró después con alguna adición de sangre extranjera, principalmente eslava. La mejor sangre de Alemania es la sangre aldeana: por ejemplo, Lutero, Niebuhr, Bismarck."

Movilizar contra Alemania el párrafo que acabo de trasladar sería una ligereza y una injusticia. Una de las capacidades geniales del intelectual alemán -no sé si del francés- es la de no ser accesible a las supersticiones del patriotismo. En trance de ser injusto, prefiere serlo con su propio país. Nietzsche -no nos dejemos desviar por su nombre polaco- era muy alemán. Una de las amonestaciones que hemos leído nos exhorta a no confundir la mera violencia y la fuerza: así no hubiera hablado Zaratustra si hubiera tenido presente esa distinción.

En el fragmento 1139, Nietzsche condena con plenitud la obra de Lutero; en el fragmento 501 escribe, sin embargo: "El hombre hace que un acto sea meritorio, pero es imposible que un acto dé méritos a un hombre." También es imposible formular con menos palabras la doctrina que opuso Martín Lutero a la doctrina de la salvación por las obras.

En aquel ruidoso y casi perfectamente olvidado volumen -Degeneración- que tan buenos servicios prestó como antología de los escritores que el autor quería denigrar, Max Nordau vio en el carácter fragmentario de las obras de Nietzsche una demostración de su incapacidad para componer. A ese motivo (que no es lícito excluir y que no es importante) podemos agregar otro: la vertiginosa riqueza mental de Nietzsche. Riqueza tanto más sorprendente si recordamos que en su casi totalidad versa sobre aquella materia en que los hombres se han mostrado más pobres y menos inventivos: la ética.

Excepto Samuel Butler, ningún autor del siglo XIX es tan contemporáneo nuestro como Friedrich Nietzsche. Muy poco ha envejecido en su obra -salvo, quizás, esa veneración humanista por la antigüedad clásica que Bernard Shaw fue el primero en vituperar. También cierta lucidez en el corazón mismo de las polémicas, cierta delicadeza de la invectiva, que nuestra época parece haber olvidado.